A otro perro con ese hueso

Aura Lucía Mera
21 de febrero de 2017 - 02:00 a. m.

La verdad monda y lironda fue que el artefacto explosivo, o como le quieran llamar a esa bomba al lado de la plaza de toros a las diez y treinta de la mañana el domingo cuando se estaba realizando el sorteo de los lotes para los toreros en la última corrida de la temporada taurina de la Santamaría, que estalló dejando 30 personas heridas.

Las primeras noticias estuvieron en todos los medios de comunicación relacionando este nuevo acto de barbarie con los movimientos antitaurinos, que de pacíficos, veganos y respetuosos no tienen nada. Escupen, dan alaridos, golpean, amenazan, empujan y maltratan.

De pronto en las noticias “oficiales” vespertinas aparecen comunicados negando este salvajismo con los llamados antitaurinos, que es un hecho, presionando, lagarteando y haciendo lobby y quién sabe qué más para que declaren prohibida la fiesta brava en todo el territorio colombiano.

A otro perro con ese hueso. Demasiada coincidencia. Cierre de temporada. Hora del sorteo, la Policía reunida para resguardar la plaza y ¡suaz! Una explosión de la nada que riega de sangre humana el asfalto de la carrera 5ª a escasos metros de la plaza.

Ni a Petro ni al converso Peñalosa les conviene. políticamente hablando, reconocer la participación de los fundamentalistas, y prefieren relacionar el hecho con la explosión de otro “artefacto” en Teusaquillo hace unos días. Facilito: parecen amaestrados por la Pantera Rosa.

Estamos al borde de la prohibición de la fiesta brava en nuestro país, acabando de un plumazo politiquero una tradición que se remonta a las épocas de la Conquista y la Colonia.

¿No vamos a reaccionar como reaccionarían los aficionados al fútbol donde las famosas “barras” asesinan a sangre fría si les prohibieran su espectáculo?

Cambio de tercio. Felicito de nuevo a Felipe Negret, quien abrió la Santamaría contra Petro y marea, y cumplió con la Temporada de la Libertad sorteando temporales, tormentas y huracanes oscuros. ¡Ahora le deseo buen viento y buena mar!

Luto en el mundo taurino con la muerte del ganadero Ernesto González Caicedo. Su dehesa de encaste Santa Coloma, una de las mejores de Colombia. Sus amigos siempre lo recordaremos porque supo lidiar con sabiduría, elegancia y bonhomía todas las suertes que la vida le deparó. Conoció de alegrías y dolores, de triunfos y derrotas, de amistades y contrincantes, tanto en las arenas movedizas de la política como en las de ruedos taurinos. Un ser con una calidad humana y una hidalguía ya difícil de encontrar.

Ojalá aprendamos a respetarnos. Dejemos odios y rencores. En el ruedo de la vida existe lugar para cada uno de nosotros. No necesariamente todos tenemos que cantar la misma canción... existen muchas melodías, muchos matices. Tratemos de encontrarnos los unos en los otros y comprendernos en nuestras diferencias. Así podríamos ayudar a construir un mundo mejor. ¡A punta de explosivos y amenazas jamás lograremos avanzar!

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