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Otros virus: tema y productividad

Mario Méndez
12 de junio de 2020 - 05:00 a. m.

La vacuna más efectiva para no contagiarse con estos nuevos virus, quizá la única, es asegurarse de que la lengua esté conectada al cerebro. Es curiosa la capacidad de propagación que se observa en los medios de comunicación. Por ejemplo, hace alrededor de diez años, a una chica telepresentadora se le ocurrió decir que “mañana inicia el Festival de la Leyenda Vallenata”. Pero no decía quién iniciaría el Festival o “se inicia”. Al poco tiempo, el caso ya estaba entre endemia y epidemia… y se quedó.

Con la misma velocidad, ahora padecemos aquello de “la acción del Gobierno en el tema del coronavirus es…” o “se están tomando medidas en el tema del transporte intermunicipal” (no “inter municipal”, ¡por favor!). Porque los funcionarios no quieren entender que una cosa es el tema del coronavirus y otra cosa el problema o asunto del coronavirus, así como una cosa es el tema del transporte y otra el ámbito o el campo o asunto o la problemática del transporte intermunicipal. Los noticiarios de televisión son un espacio en que se abusa de esta goma de llamar las cosas en la forma como de pronto se le ocurrió a alguien y los demás repitieron irreflexivamente.

En esto del “tema” incurren hasta presentadores de los mass media, sin que se salven varios ministros y otros altos funcionarios (no “funcionarios públicos”, como tampoco “erario público” sino erario), entre quienes debemos citar con nombre propio al presidente del Congreso, Lidio García Turbay, verdadero campeón de la tematorragia. ¿Habrá quien se decida a emprender un trabajo de vacunación ante esta epidemia? Si alguien lo hace, la salud del idioma se protegerá y nuestros oídos agradecerán esa labor de laboratorio glotológico.

Y ahora veamos otro virus: productividad. Una joven periodista de televisión, quizá con el ánimo de ser más elegante, soltó de pronto algo así como “se estudia la aplicación de algunas medidas para impulsar el desarrollo de la productividad del país”, cuando el contexto permitía entender otra cosa: que era necesario estimular el desarrollo de la producción. Entonces recurrimos a darle un repaso al concepto de “productividad”, una de cuyas acepciones establece: “Capacidad o grado de producción por unidad de trabajo” (RAE). Veamos un caso de análisis comparado: una fábrica de llantas emplea 50 operarios para producir 50 unidades por hora, y otra fábrica de llantas emplea 25 operarios, valiéndose o no de elementos adicionales al trabajo humano, para producir el mismo número de llantas, o sea, 50. En este caso encontramos que la segunda fábrica tiene mayor productividad. Pues, sí: en los siguientes días el virus “productividad” de la presentadora, en vez del sustantivo “producción”, había contagiado a muchos hablantes.

Muchas otras pifias se presentan en las declaraciones oficiales, como aquella durísima de nivel vicepresidencial y ministerial: “Habrá que observar las medidas sanitarias hasta que no haya una vacuna”. ¡Claro que entendimos! Habrá que cuidarse hasta que haya una vacuna. ¿Y qué tal aquello de veintiún víctimas? Tal vez se trata de veintiuna víctimas.

Tris más. Nos conmovió profundamente el gesto de los internos de la cárcel de Girón, en Santander, quienes donaron su cena de varios días para que la repartieran en los sectores más vulnerables de la ciudad. ¡País macondiano!

* Sociólogo, Universidad Nacional.

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