Paisaje sabanero

Lorenzo Madrigal
12 de febrero de 2017 - 08:10 p. m.

Allí no más, en la vecindad, en la finca que debió ser un hato grande en la época del general Santander, a quien se la obsequió la revolución libertadora tras arrebatársela a un clérigo de Cajicá, estuvo reunido el alto gobierno con el sector político más suyo, dentro de la diversidad que lo apoya, para confabular un acuerdo con los demás sectores hacia una candidatura única oficial.

Y démosles un vistazo a los posibles: Humberto de la Calle, no tan bien ranqueado, el hombre casi Nobel de los acuerdos de La Habana, no era invitado en Hato Grande, pero era seguro que se hablaría de él. Sería sin duda el abanderado de los acuerdos de paz, que son de tracto sucesivo, o sea, debe continuarlos alguien de confianza de los firmantes del Teatro Colón. Aunque algunos lo aceptarán con desgano.

En el liberalismo quedará por puertas Juan Manuel Galán, aún muy joven para una candidatura y en la U, Roy Barreras, hombre clave de los conversatorios, porque ese es su fuerte, pero esa misma su debilidad.

En Cambio Radical, diría que con un pie por fuera del Gobierno, está quien frecuentemente encabeza encuestas, el señor de las viviendas y las estructuras, don Germán Vargas Lleras. Más pronto que tarde quedará rodando suelto, herido no ya por los vulgares ataques de los vecinos, sino por la malquerencia de la señora canciller y en últimas del expresidente del Congreso, don Luis Fernando Velasco. Pienso que, una vez separado del Gobierno, a Vargas se le unirá el uribismo, si éste es consciente de que le echaron al piso sus tres precandidatos, de la sutil manera como venía manejando el oficialismo el caso Odebrecht hasta que se le vino encima, bajo el efecto bumerán.

Al parecer uno de los debates que surgieron bajo la arboleda de Hato Grande fue, entre hojas secas, el relativo a si se debería someter a consulta el candidato oficial con inclusión del réprobo de Vargas Lleras. La consulta sin embargo no tiene eco en este personaje ni en el más obvio candidato, De la Calle, quien cansado y sin gafas —rarísimo— no piensa luchar por el triunfo en una desgastadora consulta interna.

Y para seguir hablando de candidaturas, ya no oficiales, por supuesto, la de Claudia López, en medio de gritos, puede alcanzar algún peldaño y uno tras otro. La corrupción es tema y en ella no es nuevo, ahora con la ayuda del tal Odebrecht, que tiene en ascuas a la Casa de Nariño, mientras se encuentra por dónde se les coló esa humedad.

Para quienes nos enamora el pasado, es lástima que los noticieros no presentaran imágenes cercanas de la señorial casona de Hato Grande; tal vez se tuvo a la reportería y a los autos de los invitados por fuera del espacio interior, de la que es hoy una casa quinta con garitas, demasiado próxima a la vía principal.

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