¿Papa comunista?

Aura Lucía Mera
12 de septiembre de 2017 - 02:00 a. m.

“Los animo a poner la mirada en todos aquellos que hoy son excluidos y marginados de la sociedad”.

“La inequidad es la raíz de todos los males sociales”.

“Aquí hay densas tinieblas que amenazan y destruyen la vida... Las tinieblas de la injusticia y la inequidad social. Las tinieblas corruptoras de los intereses personales o grupales que consumen de manera egoísta y desaforada lo que está destinado para el bien de todos (...) Las tinieblas de la sed de venganza y del odio que mancha con sangre humana las manos de quienes toman la justicia por su cuenta, y las tinieblas de quienes se vuelven insensibles ante el dolor de tantas víctimas”.

“Es indispensable asumir la verdad. La verdad debe conducir a la reconciliación y el perdón. Es hora de sanar heridas, tender puentes, limar diferencias. No hay que dejar que el odio y la venganza se apoderen de nuestro corazón. Todos somos víctimas. Es posible comenzar de nuevo”.

“No se puede vivir del rencor. Solo el amor libera. Este viaje a Colombia quiere ser un aliciente, un aporte que en algo allane el camino de la reconciliación y la paz. Hay que perdonar a quienes nos han herido. Los jóvenes no se deben dejar enredar en historias viejas, cuando los adultos repetimos acontecimientos de división simplemente por estar atados a rencores. Tenemos que volver a considerarnos hermanos, compañeros de camino”.

“La Iglesia debe dejar sus comodidades y apegos… Debe involucrarse más con los desfavorecidos, aunque para algunos eso parezca ensuciarse y mancharse”.

Recopilo algunas frases de Francisco, este hombre excepcional, en su recorrido por Colombia. Frases que, aunque no lo crean, han provocado reacciones de indignación en Twitter y WhatsApp afirmando que el papa habla así porque “es comunista”.

Vino cuatro días en que se entregó por completo. Nos abrió su corazón. Me conmovió ver su rostro magullado y salpicado de sangre y cómo continuaba su peregrinaje, sonriente y estoico. Ya no puede darnos más. Es responsabilidad de cada uno de nosotros cómo comportarnos y actuar en esta disyuntiva que estamos viviendo en nuestro país y que partirá definitivamente nuestra historia y la de nuestros descendientes en un antes y un después. Nada seguirá igual. Depende de cada uno lograr que sea mejor, más equitativo y más justo.

No recuerdan, porque son de misa y comunión diaria y poseen esa soberbia ciega disfrazada de humildad, que el primer comunista de la historia fue Jesús de Nazaret. Que fue precisamente arrestado, golpeado, escupido y crucificado por traer este mensaje de igualdad, amor, perdón y reconciliación. Que sacó a fuetazo limpio a los sacerdotes y comerciantes del templo. Que acarició a los leprosos y repartió panes y peces a toda la multitud hambrienta. Que predicó que todos éramos iguales. Que su amor fue María de Magdala, esa mujer “pecadora” que querían “los justos” lapidar.

Me uno a su comunismo. El del mensaje de Cristo. Lejos de ese comunismo, bastardeado y criminal que acabó en dictaduras sanguinarias, represión y muerte. Así como me siento lejana de las dictaduras fascistas que también imponen a sangre y fuego sus dogmas y religiones. Creo que todos somos iguales y que todos merecemos igualdad de oportunidades, vidas dignas y salarios justos. Y que los que tenemos más debemos compartir más. La vida es muy corta. El único legado que dejamos intacto es el legado del amor.

Posdata: “Hacía 50 años no iba yo a misa, y el jueves la oí entera y la entendí en la palabra de este hombre dulce que pone por encima la esperanza” (Alfredo Molano Bravo).

 

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