Paraguay

Iván Mejía Álvarez
01 de octubre de 2017 - 02:00 a. m.

Paraguay también tiene claro que el partido frente a Colombia es el de la clasificación al Mundial.

Su último juego en Asunción será con Venezuela y ellos saben que con tres puntos no llegan a la zona de repechaje, por lo cual deben hacer un partido perfecto para poder asistir a Rusia.

El Chiquito Arce, un buen defensor en las épocas recientes de la albirroja, propietario de una pegada sublime, impresionante cobrador de faltas, logró poner a los guaraníes nuevamente en carrera cuando hace cinco fechas estaban prácticamente desahuciados. La victoria ante Chile en el Nacional de Santiago es el modelo táctico que emplearán los paraguayos para enfrentar a Colombia.

Esta vez el elenco que dirige Arce no contará con Júnior Alonso y Paulo Da Silva, dos titulares del bloque defensivo. Tampoco estarán los mediocampistas Almirón y Riveros. La ausencia de Paulo Da Silva es especialmente significativa por lo que representa en liderazgo anímico, conceptual, y porque en la pelota aérea es importante en las dos áreas.

Alonso ha sido titular en la banda izquierda y también será ausencia notable. Los volantes son reemplazables y ya Paraguay ha jugado sin ellos, porque tiene otros elementos con características adecuadas a la idea de Arce.

Tácticamente el elenco albirrojo se para, adentro y afuera, con doble línea de cuatro muy presionante en el medio, con marca intensa, taponando al pie, hostigando en la recepción de la pelota y muy cercanos los volantes a su cuatro de fondo. No son un equipo de posesión. Pareciera que la pelota les estorba, prefieren siempre el juego al espacio en balones cruzados a las bandas, por donde aparecen los dos de punta. Cuando juegan de locales hacen prevalecer su potencia en el juego aéreo, pero es evidente que en Barranquilla es diferente a Defensores del Chaco y acá el juego del segundo piso será ocasional y tan solo con pelota quieta, en la que Colombia debe poner tanta atención como la tuvo en Asunción cuando ganó por la mínima diferencia.

Piense en Cerro y en Libertad, los equipos que recientemente vinieron a Colombia contra Santa Fe y Júnior, como un modelo registrado en el fútbol paraguayo. Mientras Santa Fe entró en el partido que desearon los gumarelos, Júnior propuso y los desquició con el juego en corto, la pared, el ritmo, el toque triangulando hacia adelante. Al no ser virtuosos del balón, sino obreros que respaldan labores tácticas, los paraguayos son atacables en la pelota baja, en el fútbol de velocidad y toque de primera. Intentar jugar mano a mano en el choque y la fuerza, parece ser el peor error.

Para ganarles hay que creer en el balón.

 

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