Pasado repetido

Oscar Guardiola-Rivera
30 de mayo de 2018 - 02:00 a. m.

¿Ganará el fascismo en Colombia, como podría hacerlo en Italia? En esta última, la defensa del statu quo por el reformista Sergio Mattarella ha asegurado la victoria del populismo de ultraderecha que representa el líder de la Liga Norte, Matteo Salvini, racista, conservador y resentido, en el sentido que dio al término el psicoanalista José Francisco Socarrás.

El Partido Democrático (aparentemente de centro) ha implementado en Italia una tras otra las políticas exigidas por la burocracia europea. El resultado ha sido estancamiento. Incapaz de canalizar su indignación contra los verdaderos responsables, la población se vuelve contra un chivo expiatorio y apoya electoralmente a quienes encarnan dicha opción moralista contra las supuestas amenazas internas y externas. Estas últimas incluyen siempre a los inmigrantes y la política alternativa, en particular la izquierda.

En marzo pasado, las elecciones otorgaron la mayoría absoluta a dos partidos antiinstitucionales. El Movimiento Cinco Estrellas y los líderes de la fascistoide Liga acordaron la formación de un gobierno cuya promesa era expulsar de Italia a quinientos mil inmigrantes. No fue esa, sin embargo, la razón por la cual el presidente Mattarella usó sus facultades para vetar el acuerdo. Su objeción era el ministro de finanzas designado, quien en el pasado había expresado dudas acerca de la arquitectura monetaria de la eurozona. Es como si Mattarella hubiese declarado inconstitucional la razonabilidad, pues no hay economista alguno que no tenga dudas acerca de la eurozona. En cambio, la idea de usar al ejército y los fascistoides de la Liga para concentrar inmigrantes y forzarlos a irse le habría parecido más razonable.

Al hacerlo, Mattarella ha caído en la trampa. Es bien probable que la Liga gane la nueva vuelta electoral. Los fascistas apelan a nociones apolíticas —anticorrupción, familia, propiedad— en contra de “pasiones ideológicas” supuestamente pasadas de moda. Hoy, ello consiste en enfatizar la lógica “objetiva’ del mercado contra las ideologías de antaño en nombre de modernizar y reformar. Por ello el populista de derecha, Salvini en Italia o Duque en Colombia, aparece a los opinadores un reformista socialmente conservador pero centrista en economía. Lo cierto es que los fascistas, la Falange y los nazis siempre fueron neutrales respecto del mercado cuyos intereses defendían. Y cuando la gente reacciona contra la incondicionalidad del mercado apelando a la comunidad orgánica, la patria, envían a sus huestes paramilitares a hacer el trabajo sucio. Como Salvini, Duque parecerá refrescante y reformista. Detrás suyo están quienes se beneficiaron del paramilitarismo y la parapolítica, los Blel de Cartagena, los barones antioqueños. ¿Será ese pasado repetido el futuro de Colombia?

 

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