“Patria o coca”

Siempre que el presidente Iván Duque pretende explicar algo inentendible lo introduce con la expresión “quiero ser claro”. Durante la reciente audiencia pública en la Corte Constitucional el turno fue para la defensa de la seguridad nacional por encima de la salud.

“Quiero ser claro: esta no es una discusión ideológica”.

Según el presidente, aspersión y sustitución no son antagónicas (aunque no entró en los detalles sobre la resiembra que le sigue a toda aspersión). Tampoco sería cierto que el medio ambiente y la aspersión riñen, pues un mayor daño provendría de la deforestación y los químicos empleados para elaborar cocaína (en buena lógica torcida: si las prácticas ilegales atentan contra el medio ambiente, que el Estado haga lo mismo no supone un problema). Y es falso, argumentó, que la coca se cultive porque las familias campesinas no tienen otros ingresos.

No estaba solo el presidente en su denuncia de los supuestos “falsos dilemas”. El ministro de Defensa y la ministra de Justicia se mostraron listos para el retorno del glifosato. El de Salud y el de Ambiente se prestaron para darles autoridad ministerial a los sofismas utilizados por el presidente. El fiscal general se atrevió a comparar la toxicidad del glifosato con la de algunos productos de la canasta familiar (jijiji). Un asesor amigo habló de “costos sociales tolerables” (y de “los riesgos derivados del no uso de la aspersión aérea”). El gobernador de Antioquia, Luis Pérez, cerró su intervención con un grito de batalla: “Patria o coca”.

Por fortuna otras voces intervinieron. El gobernador de Nariño les tumbó la insistencia en la intervención integral: el Plan de Desarrollo le apunta mayoritariamente a la aspersión. El exministro de Salud demostró que hay evidencia suficiente para oponerse a la aspersión. El representante de los Consejos Comunitarios sugirió, en representación del Pacífico colombiano, otra forma de ver el problema: “Queremos que nuestros hijos sean como los hijos de ustedes”.