Perdedores

Iván Mejía Álvarez
27 de marzo de 2018 - 03:00 a. m.

El estruendoso fracaso de Millonarios y América en el primer campeonato del 2018 tiene muchas circunstancias concomitantes. Porque, para no engañarse ni buscarle disculpas peregrinas a la situación deportiva de los dos oncenos, el fracaso ha sido total.

De un diciembre pletórico en el que uno celebró la estrella ante su rival de patio, tarde mágica que no olvidarán sus hinchas por muchos años, y el otro zafó del descenso y se metió entre los cuatro primeros, a este presente en el que están hundidos en el fondo de la tabla y sin posibilidades de meterse entre los ocho, median muchas circunstancias y casi todas son parecidas.

Es fácil decir que los jugadores tienen la culpa y que son mercenarios en plan de premios —caso del América—, que se dividieron por dinero y que boicotearon al técnico, como también es fácil endilgarle la responsabilidad a un segundo de a bordo convertido en capitán de navío por circunstancias no predecibles, como la enfermedad de Russo.

Repartir culpas entre jugadores y cuerpos técnicos, aislando de la responsabilidad a la directiva, parece ser la tarea que algunos opinadores afines a las cúpulas dirigenciales han emprendido para confundir a la opinión.

En el caso del América, todo ha sido combinado. Jugadores sin sentido de pertenencia que se dividieron y por sus celos internos boicotearon a un técnico que fue incapaz de maniobrar en medio de la tormenta. Todo el don para apaciguar ánimos y poder de conducción que había mostrado Polilla el semestre anterior se vino a pique. El uruguayo aceptó jugadorcitos de menor valía, llenó el club de futbolistas de “media petaca” que el presidente Tulio Gómez le llevaba en camionados.

Así sus amiguetes de micrófono y redes sociales lo quieran sacar en limpio, la crisis del América pasa por una pésima conducción directiva. Un señor lleno de dinero, enseñado a manejar vaqueros y peones, embebido en las mieles del ego que da el hablar por todos los medios, volvió a equivocarse en grado sumo en las contrataciones. Tulio ya lleva mas de 25 “paquetes” a cuestas, una millonada en pagos, y se le nota el hastío de equivocarse y equivocarse y no saber para dónde ir.

Lo mismo pasa en Millonarios. El título del semestre anterior no fue convalidado con una nómina de respeto. Pésimas contrataciones, devaluación de la plantilla, jugadorcitos del montón, ventas que dejaron dinero pero le hicieron perder competitividad, creerse “sabio” en medio del éxito pasajero, caso Serpa-Camacho, llevaron a este absoluto fracaso.

Se espera que el ego y la arrogancia que manejan les permita recomponer para el segundo torneo, porque en este ya no hay qué hacer: perdieron tiempo y mucha plata.

 

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