Publicidad

¡Pilas, amigos de la paz!

Patricia Lara Salive
02 de mayo de 2014 - 03:00 a. m.

¡Los amigos de la paz tenemos que ponernos las pilas!

¡Y las Farc tienen que empujar YA las negociaciones de La Habana, avanzar de la mano del Gobierno con celeridad en ellas y hacer gestos contundentes que demuestren que quieren la paz, que son conscientes del dolor que les han causado a sus víctimas y que se arrepienten del daño ocasionado! De lo contrario, las elecciones puede perderlas la paz. Así como lo oyen.

Eso es lo que indican las encuestas realizadas después de Semana Santa por las distintas firmas, Centro Nacional de Consultoría, Ipsos-Napoleón Franco, Gallup y Datexco: todas coinciden en que está ascendiendo consistentemente Óscar Iván Zuluaga, en que se estancó Enrique Peñalosa, en que Clara López no despega y en que Juan Manuel Santos sigue ahí, con tendencia a la baja.

Faltan tres semanas para la primera vuelta. Pero si las cosas siguen como van, podría ganar Zuluaga, con Álvaro Uribe a sus espaldas, a su delantera y a sus costados, con un Uribe que no lo dejaría ser ni hacer, ni decidir, ni gobernar, ni respirar, y que lo volvería su títere. Y eso significaría una verdadera tragedia para la paz y para las ilusiones y las posibilidades de este pobre país acostumbrado a esta guerra de medio siglo que no le ha permitido avanzar ni desarrollarse, ni crecer, ni dar el salto, y que no lo ha dejado ampliar su democracia como lo han conseguido otras naciones de América Latina donde se superó para siempre el vicio de las armas.

Hay en el panorama paradojas y juegos peligrosos:

1. Los antisantistas uribistas están ante la encrucijada de que si votan por su candidato Zuluaga en primera vuelta, y éste pasa a la segunda, a lo mejor acabarían eligiendo a su enemigo Santos, quien en segunda ronda, según las encuestas, podría ser derrotado por Peñalosa.

2. Los peñalosistas se enfrentan al dilema de que les convendría realizar una campaña diciendo, “si usted vota por Zuluaga, elige a Santos”, con el propósito de volver conscientes de ese hecho a los uribistas tibios, que abundan. Pero, si la hicieran, despertarían las iras incontenibles del furibismo, y esa propaganda podría devolvérseles cual bumerán.

3. La izquierda está ante el dilema de que si continúa con su antisantismo acérrimo, pone en peligro la paz, que ha sido su bandera. Y si no sigue con él, puede desaparecer como fuerza política.

4. Los antisantistas antiuribistas que no pertenecen a la izquierda y no se sienten atraídos por partido alguno, y son muchos, están frente a la realidad de que no pueden dormirse en sus laureles porque acabarían eligiendo a Santos o al candidato uribista.

5. Los conservadores se encuentran ante el dilema de que si para no desaparecer como proyecto político, apoyan a su candidata, Marta Lucía Ramírez, perderían su mermelada, que es la que los hace sobrevivir como partido político.

6. Y los santistas y su cúpula están ante el peligroso juego de pasar agachados ahora para dejar crecer a Zuluaga, de modo que él sea quien compita en la segunda vuelta y se les facilite más ganar en ella, pero eso puede llevarnos al desastre de que Zuluaga crezca tanto que el uribismo, con todo su odio y su belicosidad a cuestas, vuelva al poder.

De modo que, así las cosas, los amigos de la paz sólo tenemos tres alternativas: o votamos por Santos, o por Clara, o por Peñalosa. Pero, por favor, ¡votemos por la paz!

¡Y los de las Farc, por Dios, ayuden y —perdón, lectores— no jodan más!

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar