Pilotos en huelga

Javier Ortiz Cassiani
01 de octubre de 2017 - 03:00 a. m.

Muchos de los medios de comunicación en Colombia suelen concentrarse en las incomodidades que generan los paros, sin mirar con seriedad los reclamos del sector que protesta. Cuando los maestros paran, por ejemplo, los canales de televisión entrevistan a madres descontentas, que no saben cómo hacerse cargo de sus hijos. Cuando los que paran son los transportadores, las noticias hablan de las dificultades en la movilidad. Cuando paran los médicos y enfermeras, entrevistan a la gente molesta por la falta de atención. Si para la rama judicial, cuentan los procesos que se detienen y los incómodos plazos que se vencen. En Colombia todos hablan de vuelos cancelados y de atrasos en los viajes, pero nadie sabe a ciencia cierta por qué paran los pilotos.

Que se encarguen de darle más voz al socio mayoritario de Avianca que a los huelguistas no es nada nuevo en este país. Que intenten criminalizar la protesta tampoco lo es. Que a nadie le importe qué piden, que no intenten comprenderlo y que siempre les parezca demasiado, es parte de lo mismo. Que detrás de un piloto en paro haya 100 que quieran su puesto no habla de las óptimas condiciones laborales de la empresa como nos lo quieren hacer creer, más bien habla de las carencias del sector, que, como otros, siempre tiene gente que se entrega por menos.

La estrategia de Avianca, en medio de la crisis, ha sido ocuparse de seducir a los pasajeros. Parece que pretenden que una multitud enardecida, aburrida de las incomodidades, exija las cabezas de los pilotos que protestan. La posición radical de Efromovich lo evidencia como un personaje prepotente, que no tiene la mínima intención de atender con altura el paro de sus empleados. Se para de la mesa porque él manda. Dice que no negocia con una bazuca en la cabeza, como si estuviera hablando de una guerra. Intentó buscar que se declarara ilegal la protesta porque él manda, y contratará pilotos nuevos y despedirá a los huelguistas pese a que la protesta es un derecho también porque él manda. Ha dicho que los pilotos de Avianca son los mejor pagos del país, pero no contó que ganan casi la mitad que los otros pilotos del mismo holding de Avianca en otros países. En últimas, los huelguistas piden tener los mismos beneficios corporativos.

Las sofisticadas exigencias de un avión comercial apenas se intuyen cuando atravesamos una turbulencia o cuando el piloto es capaz de sortear una crisis. El resto de las veces estamos impedidos para comprender la rigurosidad que se requiere. Los altos estándares de una compañía como Avianca permiten que los pasajeros se sientan seguros. Sin embargo, que la empresa arrincone a los pilotos que protestan por las largas jornadas de trabajo teje un manto de desconfianza. Muchos de los puntos del pliego de peticiones guardan relación directa con la seguridad de los pasajeros. El 99 % de los accidentes aéreos ocurren por fallas humanas.

Para Efromovich parece una contienda en la que no piensa perder. Es sagaz, competitivo, determinado, y eso, sin duda, ha influido en el éxito de sus empresas. Sólo que ahora, eventualmente, su ímpetu dominante tenga consecuencias negativas sobre la seguridad de aquellos que buscamos volar seguros.

 

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