
Plebiscito dinámico
La firma de los acuerdos de paz con las Farc es uno de esos hechos que cambian los senderos en los que el país se mueve. Y con el objetivo de que ese nuevo sendero contara con total legitimidad, el presidente Santos decidió arriesgar y enfrentó los acuerdos a una validación política a través del plebiscito. Perdió por un margen estrecho, pero crucial en términos políticos.
La puesta en marcha del plan B para sacar adelante el acuerdo fue posible por el respaldo internacional y el apoyo multitudinario, que puso juntos a los convencidos de que los acuerdos eran la forma más práctica de poner fin a una guerra de medio siglo con aquellos arrepentidos por no salir a votar SI -parte del 63 por ciento de abstención- porque subestimaron la maquinaria política de la oposición y los efectos de las mentiras sobre los acuerdos en un escenario de pobre educación ciudadana. La victoria inesperada del NO despertó a muchos colombianos de su estado somnoliento de indiferencia y les hizo ver lo que estaba detrás de las campañas de desprestigio.
Los convencidos de la practicidad de los acuerdos -de la paz imperfecta, de la paz que se hace con los enemigos y no con los amigos- que votaron SI en el plebiscito, o que se arrepienten de no haberlo hecho, tienen en las elecciones presidenciales la posibilidad de ratificar sus convicciones y votar esta vez por los candidatos que trabajaron por la paz y enfrentaron los costos políticos respectivos para ponernos en el nuevo sendero que estamos viviendo, en lugar de premiar a quienes querían incendiar la paz negociada. Viene la parte fuerte de la implementación, y como escuché alguna vez: ¿no le daríamos a un pirómano el cargo de jefe de bomberos, cierto?
En especial los que votaron por el NO, como resultado de las mentiras o como una reacción válida ante la incertidumbre de las consecuencias de los acuerdos, hoy tienen nueva información sobre la negociación que hace año y medio no era clara.
Los documentos imparciales de Verificación de Naciones Unidas - Misión en Colombia (https://colombia.unmissions.org/en), por ejemplo, muestran que: (i) 6,934 miembros de las Farc se agruparon en las zonas veredales transitorias y en los puntos transitorios de normalización, como estaba previsto (ii) con los acuerdos se evitó la muerte de al menos 2,800 personas, y (iii) se destruyeron o extrajeron 8994 armas que estaban en poder de las Farc –más 1 millón ochocientas mil municiones y 38 mil kilogramos de explosivos. De acuerdo con Naciones Unidas “las expectativas del acuerdo de paz se están cumpliendo”. Toca, eso sí, prestarle especial atención a la reincorporación social, económica y política de los exguerrilleros a la vida civil.
Estamos ante un plebiscito dinámico, que se repetirá en varias oportunidades para reivindicar la paz. Las elecciones presidenciales serán el primer caso. Y ahora que hay nuevos hechos sobre los acuerdos, les hago a los amigos que votaron NO el comentario que Paul Samuelson -Premio Nobel de Economía- le atribuyó alguna vez a Keynes: “cuando mi información cambia, yo cambio de opinión. ¿Usted qué hace?”
Profesor asociado de Economía y director de Investigación de la Pontificia Universidad Javeriana (http://www.javeriana.edu.co/blogs/gonzalohernandez/).
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