Podcasts en las aulas de clase

Arturo Charria
09 de enero de 2020 - 05:00 a. m.

Entre los contenidos que circulan por internet se encuentran los podcasts: cápsulas de audio especializadas sobre todo tipo de temas. Basta con poner la palabra “podcasts” en Google, seguido del tema de preferencia, y el universo radial se despliega ante nosotros: fútbol, rock, literatura, cocina, historia, política, género, viajes, entre muchos otros. Los hay para todos los gustos.   

El concepto retoma uno de los momentos más emotivos de la radio, cuando esta, más que reproducir programas o música, también contaba historias. Así, el éxito de los podcasts radica en que no son relatos lineales en los que una persona habla durante un periodo de tiempo, sino que tienen la estructura de las crónicas: la voz no es la de un comentarista, sino la de un narrador y los hechos no se limitan a enunciar la realidad, sino que la iluminan.

Uno de los canales más populares en Latinoamérica para escuchar podcasts es Radio Ambulante, un programa que nació en Estados Unidos para contar historias sobre la migración, la identidad y la cotidianidad de una fracción del continente que sus creadores dejaron atrás. No son simples programas en los que se acumulan nostalgias propias de la diáspora o del pasado, pues plantean temas contemporáneos que se viven con igual intensidad en Chile, Colombia, Cuba o Guatemala. Ahí reside el éxito de Radio Ambulante, en su capacidad de crear una radio continental y unir, a través de historias, el archipiélago identitario de América Latina.

Dar “play” a Radio Ambulante es como encender todas las voces del sur. Allí radica la importancia de su uso en las aulas de clase, pues, más que contenido, es una forma de entender los problemas globales, a través de miradas locales. A través de estos podcasts, los estudiantes podrían preguntarse, desde sus territorialidades, por temas de migración, uso de energías renovables o políticas de igualdad de género. Estas historias tienen un valor agregado, ya que son construidas por personas del común, lo que permite generar un mayor vínculo entre el relato y quien lo escucha.

Si un profesor está interesado en hablar sobre la cotidianidad que tienen los objetos con los que tenemos vínculos afectivos, puede poner el capítulo de “Toy story”, en donde una escritora cubana nos cuenta la historia de su infancia en Cuba. A través de programas como “El soldado y el teniente” ó “Los cassettes del exilio”, se pueden estudiar dimensiones humanas de las dictaduras argentinas y chilenas. Incluso momentos determinantes de la historia de Colombia están presentes en “La noche más larga” ó “Los niños perdidos”. El primero, sobre la toma y retoma del Palacio de Justicia, y el segundo sobre la tragedia que significó la destrucción de Armero, ambos acontecimientos ocurridos en noviembre de 1985.

Recuperar la radio como elemento formativo permite que las personas refuercen el ejercicio de la escucha y se sintonicen empáticamente con historias de personas como ellos. De la misma forma como lo hacían en Colombia miles de campesinos que, desde finales de los años 40, alistaban sus cartillas, se acomodaban sobre sus taburetes y sintonizaban Radio Sutatenza.

Y, así como la lectura lleva a la escritura, llegará un día en que de tanto escuchar historias diversas de otras latitudes, impulse a los estudiantes a contar también sus propias vivencias y memorias, reconociendo dentro de su propio entorno los problemas o similitudes que comparten con otros ciudadanos del mundo.

@arturocharria

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