¿Podemos evitar la quiebra del sistema de salud?

Columnista invitada
06 de noviembre de 2019 - 08:16 p. m.

Tatiana Andia*

Colombia es un país muy particular en materia de salud. Aunque lo que normalmente oímos por todas partes son historias de congestión y demoras en las citas, en realidad el país ha logrado en poco tiempo lo que muchos otros de la región anhelan: cubrir a la mayor parte de la población con un único seguro público de salud que además permita que las personas de mayores ingresos subsidien a las más vulnerables. El sistema está lejos de ser perfecto, claro, pero a trancas y a mochas logra satisfacer las necesidades de salud de la mayoría de la población. 

Lo que es más raro del sistema, sin embargo, no es que cubra a toda la población, sino que a esa población pretenda garantizarles acceso a todas las tecnologías disponibles en el país. Eso significa cubrir con recursos públicos limitados, desde las tecnologías de más baja complejidad, hasta las últimas innovaciones de las industrias farmacéutica y de dispositivos médicos.

El problema es que las nuevas tecnologías que entran al país lo hacen a precios absolutamente prohibitivos. Por ejemplo, los 10 medicamentos nuevos más prescritos nos cuestan alrededor de 500.000 millones de pesos al año. Esto es impagable hoy, pero será mucho peor en el futuro cuando entren las últimas tecnologías personalizadas o génicas de la industria farmacéutica, que están poniendo en jaque incluso a los sistemas de salud de Europa. La primera terapia génica de Novartis aprobada en España para la leucemia, cuesta 320.000 euros por paciente, más de 1.000 millones de pesos.

Con esos costos, querer cubrirlo todo para todos no es solo un objetivo loable, sino también un reto inmenso, casi imposible, en un contexto de recursos limitados. Recordemos que la prima por paciente/año (UPC) en nuestro sistema de salud está por los 800.000 pesos. Se necesitarían 1.250 UPC, que representan atención para 1.250 personas en un año, para pagar un solo tratamiento de esa nueva terapia para la Leucemia de Novartis. 

En este contexto la única forma, léase bien, la única forma de evitar la quiebra del sistema es utilizar los recursos disponibles de la forma más eficiente posible. Es por esto que un fallo reciente del Consejo de Estado sobre la regulación de precios de los medicamentos nuevos que ingresen al país es tan importante y tan buena noticia.

En ese fallo el alto tribunal revive la posibilidad de que, paralelamente a la evaluación que hace el INVIMA de la calidad de los nuevos medicamentos, se haga una evaluación de su aporte terapéutico por parte del Instituto de Evaluación de Tecnologías (IETS). El aporte terapéutico de una tecnología no es otra cosa que el beneficio adicional de un medicamento nuevo versus los viejos. Por ejemplo, cuantos años de vida adicionales garantiza. Al final de ese proceso, el precio del medicamento nuevo que ingrese a Colombia se regularía de tal forma que sea proporcional a su beneficio para la salud. Si es muy beneficioso será más caro, pero si es equivalente a lo que tenemos en el mercado su precio no podrá ser mayor al de los actualmente disponibles.

Implementar esta regulación es de suma importancia para el país, no solo para garantizar la supervivencia del sistema de salud, sino para poder invertir recursos en mejorar la calidad de la atención, que es lo que la población tanto necesita. El ministerio de salud tiene esta llave para salvar el sistema guardada en un cajón, esperemos que no les de miedo usarla.

*Docente U. de los Andes

 

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