Publicidad

Policía Vs. Ejército y viceversa

Mario Fernando Prado
22 de mayo de 2008 - 01:30 a. m.

DIGÁMOSLO DE UNA VEZ Y SIN TApujos: la Policía y el Ejército no se quieren ni poquito. En privado se echan sablazos y en público se funden en abrazos. Sus saludos no son más que los protocolos de la falsa diplomacia, pero tan pronto se dan la vuelta, se tiran con fiereza y alevosía.

Sobre estos enfrentamientos, que no son nuevos, se viven tendiendo columnas de humo que ya no se pueden disipar por lo evidentes y protuberantes: la Policía y el Ejército están sumidos en la peor crisis de mutua confiabilidad, respeto y amistad.

Dos de muchos ejemplos:  uno, el caso Jamundí, cuyas condenas a medio siglo de cárcel para los autores de la comprobada masacre no dejó satisfechos ni a las familias de las víctimas ni a las de los victimarios. Por el contrario, las heridas quedaron abiertas sin restañarse, ni sanarse.

Otro, con ocasión del reciente secuestro de un importante empresario, también por los lados de Jamundí —vaya coincidencia—, la Policía se apersonó de la situación y no permitió que el Ejército coprotagonizara el rescate, sino que lo dejó en la retaguardia. ¿Será porque entre bomberos no se pisan las mangueras?

El trabajo en equipo es retórico. La tal fraternidad es puro cuento por más que los sendos generales digan lo contrario y participen en una pantomima que a ratos raya en la bufonada. Policías y soldados rasos e incluso de ahí para arriba tienen mutuas deudas que cobrarse y peor aún, que saldarse.

Y es de esperar que todo lo anterior sea desmentido (por el bien de la patria y la seguridad nacional) y que además aseguren que la Policía y el Ejército se quieren como hermanos (como Caín y Abel) y que vociferen que estas columnas efectistas sólo sirven para tratar de enfrentar a los poderes militares (así sean civiles) con el ánimo de desestabilizar al país.

Sin embargo, insisto: las relaciones entre unos y otros, más que tensas, están a punto de estallar y cuando eso suceda todos saldremos perdiendo. ¿No será mejor, entonces, aceptar la realidad primero y buscar la solución después?

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar