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Por ahí no es la cosa

Columnista invitado EE
19 de septiembre de 2012 - 10:07 p. m.

Hemos confirmado por estos días en los medios de comunicación que este es un país con inmensas diferencias ideológicas, sociales y económicas.

Me refiero a que hemos visto como hoy por hoy hay quienes por un lado opinan sobre paz y reconciliación, mientras por otro fomentan la ácida y agresiva discusión, que no precisamente lleva a construir esa paz de la cual dicen ser abanderados.

Llegan incluso a autoincriminarse, porque igual que muchos otros, han pasado por el gobierno y poco hicieron frente a lo que para otros censuran y, por el contrario, incrementaron los costos que hoy aborrecen. Me refiero más exactamente a ciertos opinadores profesionales que han cogido como bandera de sus agudas columnas periodísticas a despotricar sobre los aportes que hacen los empresarios colombianos para el beneficio de sus trabajadores.

Quienes con su tarea desempeñan una labor de redistribución tan necesaria y deseada en este país, en contra de la concentración que a expensas de las exageraciones de un modelo que en su mismo origen hoy reconoce su fracaso, son calificados de minorías privilegiadas que contribuyen a ese modelo y quienes lo han alentado, hoy se rasgan la vestiduras.

Dónde está la evidencia, dónde están los hechos, dónde los estudios de quienes todo lo solucionan desde el escritorio, para endilgarles la responsabilidad de ser los depredadores de la formalidad y el empleo.

Anunciando la panacea que a partir de su supresión o de acabar la posibilidad de que el sector empresarial intervenga directamente en la política social, el empleo aparecerá como por arte de magia o más bien contribuirá a incrementar los P y G, por el lado precisamente del G.

Creemos que se le aporta más a la generación de riqueza para los más pobres y de una mayor equidad, si quienes pregonan diferentes y contradictorias tesis desde la frialdad de los estudios y otros desde la práctica efectividad y el calor de los hechos, unimos esos esfuerzos y buscamos las soluciones que permitan avizorar un mejor futuro para una inmensa mayoría de los colombianos.

Vaya paradoja, los que día a día trabajan en el escenario de las oportunidades para una importante mayoría de colombianos desvalidos, son la causa de la suerte de los más pobres. La solución parece ser repartir la pobreza y concentrar la riqueza. En verdad sería como volver a las primeras etapas de la revolución industrial, donde el hombre era relegado a un segundo nivel y el capital predominaba. Sería tanto como borrar de un plumazo el camino que ha recorrido el país en términos de desarrollo social, cuando aún queda mucho por recorrer.

*Presidente ejecutivo Asocajas.

 

 

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