Por la plata baila el medio

El domingo pasado The New York Times publicó un artículo en el que narra cómo un medio de comunicación húngaro pasó de ser uno de los grandes críticos del gobierno a volverse absolutamente complaciente con el poder. Origo, el medio online más importante de Hungría, alcanzó a ser un ícono de la libertad después de denunciar al primer ministro de extrema derecha, Viktor Orbán, por no sustentar altos montos de dinero durante viajes clandestinos al exterior. Sin embargo, después de amenazas con las licencias, impuestos a las telecomunicaciones y millones invertidos en pauta oficial, Origo terminó convertido en el lacayo del poder.

Hace unos días la Fundación para la Libertad de Prensa publicó un reportaje en el que narra cómo la alcaldía de Álex Char en Barranquilla invirtió más de $68.000 millones en contratos de publicidad oficial en los últimos dos años. El problema, además del exagerado monto, es que mágicamente la publicidad aparece en los medios disfrazada de periodismo. Periodistas, artistas y algunas celebridades terminan haciendo pasar publicidad oficial como hechos verificados por el rigor y la independencia periodística.

El martes pasado, en cuestión de horas Cine Colombia suspendió por unos momentos la proyección del documental La negociación, sobre el proceso de paz. La suspensión temporal ocurrió después de que algunos uribistas cuestionaran el posible contenido del documental, basando su juicio únicamente en lo que dice el tráiler. El caso de Cine Colombia no es muy diferente del de Hungría y Barranquilla. El hecho de que una empresa privada le tenga susto a enemistarse con el gobierno de turno tiene una razón muy clara: temen perder dinero.

Es siempre esperable el odio de algunos hacia la verdad y los medios. No se odia a lo que no se teme. El problema no es controlar los ataques a la prensa, pues habrá ataques mientras la prensa haga su trabajo. El problema es mantenerla fuerte y libre. Estamos en un momento crítico y riesgoso para la libertad de expresión porque hay quienes están cediendo por el lado. Los modelos financieros de los medios están en aprietos justo en tiempos de especial turbulencia política. Y hay quienes, en lugar de defender la verdad, están defendiendo los centavos.