Publicidad

¡Por medio de la ciencia hacia la justicia!

Mauricio Albarracín
19 de agosto de 2015 - 01:29 a. m.

La semana pasada se presentó un debate sobre los usos de la ciencia para analizar la discriminación contra un grupo.

En la Comisión Primera del Senado, las senadoras Viviane Morales, Claudia López y el ministro de salud discutieron este asunto, a propósito de un debate sobre la adopción de parejas del mismo sexo.

La senadora Morales – citante del debate – quería cuestionar el concepto científico que envió el Ministerio de Salud, en el cual se establece que la adopción de parejas del mismo sexo no afecta la salud y el bienestar de los niños. La senadora citante abrió el análisis con una perspectiva anticientífica, donde argumenta que no existen estudios en Colombia sobre este tema y que no “se puede definir la adopción de niños de Tunja con los estudios de Suecia, Holanda, Estados Unidos y Canadá”. Si esto fuera cierto, no se podrían tomar decisiones sobre ningún asunto de salud ni de medio ambiente ni de ingeniería y en general en ninguna ciencia, sólo porque la mayor parte de los estudios científicos que existen se producen en Estados Unidos o Europa.

Después, la senadora Morales inició una argumentación pseudocientífica para refutar la consistente evidencia científica, con documentos de Loren Marks, Mark Regnerus, Robert Lerner y Althea Nagai, Fernando Pliego Carrasco y el libro “No es igual”, de la asociación ultraconservadora española Hazte Oír. Estos documentos tienen en común que no han sido revisados por pares académicos – requisito indispensable para su validez en el mundo científico – , han recibido financiación de grupos conservadores que no fue declarada previamente como un posible conflicto de intereses y algunos tienen errores metodológicos enormes, como ocurre con el muy citado trabajo de Regnerus. Este estudio comparó el desarrollo de hijos que tienen algún padre gay o madre lesbiana con hijos de parejas heterosexuales casadas. Lo que se debió comparar son las familias de dos padres del mismo sexo con dos padres heterosexuales. Es decir, comparó “peras con manzanas” porque lo determinante es la capacidad de dos personas de proveer un ambiente estable a un niño o niña y no la orientación sexual. La senadora Morales tiene la carga de la prueba en este debate: si quiere discriminar a un grupo debe mostrar evidencia empírica concluyente de que los niños criados por parejas del mismo sexo tienen afectaciones en su salud y bienestar. Evidencia de la que carece porque no existe.

Del otro lado, estaba el ministro Alejandro Gaviria, quien presentó el acumulado científico de 30 años de investigación, publicado en revistas prestigiosas con validación de pares académicos. El ministro presentó los denominados metaanálisis, es decir, análisis conjunto de los múltiples estudios. A diferencia de la senadora Morales, Gaviria no se limitó a presentar un puñado de documentos, sino que mostró el balance serio y completo de la evidencia científica disponible sobre el tema. De hecho, presentó estudios longitudinales que se consideran los más completos por ser aquellos que se hacen a través del tiempo con el mismo grupo. Esta evidencia ha sido respaldada por la Asociación Americana de Psicología, la Asociación Americana de Sociología, la Asociación Americana de Pediatría, la Asociación Colombiana de Psiquiatría y el Colegio Colombiano de Psicólogos. El consenso científico es clarísimo: no existe evidencia empírica que demuestre que los hijos criados por parejas del mismo sexo se vean afectados en su salud o bienestar. Por el contrario, la evidencia muestra que los hijos criados por parejas del mismo sexo o heterosexuales no muestran ninguna diferencia significativa en el desarrollo cuando son comparados adecuadamente.

Ante este debate, la senadora Claudia López reaccionó: “no somos ratas de laboratorio”. Luego dijo algo muy cierto: a ningún colombiano se le pide idoneidad científica para demostrar que es humano y que puede ejercer sus derechos. La senadora López tiene razón: se está pidiendo a un grupo discriminado una prueba científica de humanidad. Sin embargo, no puede descartarse completamente la evidencia empírica en estos debates. El ministro de salud contestó algo que también es cierto: la ciencia puede ser un criterio subsidiario y complementario en estos debates. Recordó también que en la Ilustración la ciencia se unió al humanismo para probar la falsedad de muchos prejuicios.

Este debate me trajo a la memoria a Magnus Hirschfeld, el médico judío alemán, quien fundó el Comité Científico Humanitario bajo el lema “Per scientiam ad justitiam” (¡Por medio de la ciencia hacia la justicia!), con el fin de defender la despenalización de la homosexualidad en la Alemania de la República de Weimar. El ministro de salud no sólo derrotó -con paciencia y tranquilidad- la mala ciencia de Viviane Morales, sino que también siguió la tradición de Hirschfeld: hacer de la ciencia que demuestra con rigor la falsedad de un prejuicio social una fuente indispensable para la justicia.

*Investigador de Dejusticia

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar