¿Por qué cultivamos la coca?

Hernán González Rodríguez
24 de mayo de 2019 - 05:00 a. m.

El señor Francisco E. Thoumi, autorizado experto en el tema, publicó en el diario La República un destacado artículo titulado: “Así ha sido el negocio del tráfico de cocaína en Colombia”. En uno de sus párrafos afirmó: “La evidencia muestra que Colombia no tiene una ventaja comparativa especial en la producción de coca, la cual se puede cultivar en muchas zonas tropicales húmedas, y también muestra que muchos países que cultivaron coca y produjeron pasta básica, y que hoy cuentan con los recursos tecnológicos para refinar cocaína, no lo hacen”.

“Mientras tanto, Colombia, que no exportó una hoja coca o un gramo de cocaína cuando eran legales, lleva por lo menos 40 años atrapada en el narcotráfico, sin que la sociedad y el Gobierno vean formas de salir”.

El señor Thoumi y quien escribe consideramos discutible que “a toda demanda corresponde una oferta”. Porque responder a esta motivación excluye el nivel de riesgo que implica realizar una actividad ilegal para atenderla. Esta ilegalidad resulta ser más rentable en aquellos lugares donde más baja sea la capacidad del Estado para reprimirla.

La pobreza y la ignorancia de la población tampoco ofrecen una explicación razonable, porque países tanto o más pobres e ignorantes que Colombia, como algunos de nuestros vecinos del sur y de Centroamérica, no participan hoy día tanto como nosotros en el negocio del narcotráfico.

Resumo la conclusión del señor Thoumi. A pesar de que exista una demanda real, no necesariamente conviene responder a ella, bien porque existen controles adecuados del Estado, bien porque así lo consideran grupos sociales conscientes de los riesgos que reconocer dicha correspondencia acarrea. Por consiguiente, es imprescindible que el Gobierno y los estudiosos colombianos analicen el desarrollo de los países que, pudiendo cultivar coca y producir cocaína, no lo hacen.

Estimo que la violencia guerrillera halló en la década de los años 60 en la elevada rentabilidad de los cultivos de coca una forma para financiar sus actividades. Desde entonces, han sido las guerrillas más narcotraficantes que defensoras de los menos favorecidos.

Considero que algunos analistas del tema seguro llegarán a la conclusión de que en los países que pudiendo producirla no lo hacen o la producen en cantidades tolerables, no soportaron gobiernos tan desacertados y nocivos como el del expresidente Juan Manuel Santos y sus áulicos.

De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), saltamos de producir 350 toneladas de cocaína en 2011 a 1.400 toneladas en 2017, esto es, el mar de coca se desarrolló durante los sesgados acuerdos de paz del presidente Santos en favor de las Farc.

Pero tanto o más grave considero la imposibilidad política para erradicar la coca a niveles que nos eviten una nueva descertificación de los Estados Unidos. Imposibilidad política, sí: no glifosato, no extradición, no extinción de dominio, no penalización de los delitos de lesa humanidad, no desarme para continuar narcotraficando como disidencias… y encima, una curul en el Congreso.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar