Por qué detestan a Soros

Alvaro Forero Tascón
17 de diciembre de 2018 - 05:00 a. m.

Algo estará haciendo bien quien es detestado por los populistas de derecha que gobiernan a Rusia, Estados Unidos, Hungría, Turquía y la ultraderecha del mundo.

Es acusado de nazi y de sionista a la vez, de monstruo financiador del globalismo “depredador”, de anarquista, de protector de causas subversivas. El primero que lo combatió fue Vladimir Putin. Dice Melik Kaylan en un artículo en la revista Forbes: si se mira de cerca cómo funciona la desinformación del Kremlin, notará un tema recurrente. Atacar los puntos fuertes de tu enemigo. Invertirlos, usarlos en contra suya a través de campañas nebulosas de difamación. Y, tristemente, sus métodos han sangrado hasta el discurso público estadounidense por vía de la extrema derecha. De ahí que el judío Soros es un nazi disfrazado. El Soros que ayudó a salvar la cultura y costumbres centroeuropeas presenta una amenaza a éstas. El Soros cuya fundación impulsó la transparencia y la anticorrupción en todas partes (por ende afectando al Kremlin) es calumniado como un operador ubicuo, titiritero en la sombra y sin fronteras.

George Soros es un financista que se hizo a una gigantesca fortuna y mala fama por supuestamente “quebar la libra esterlina”, cuando apostó contra el valor de ésta y ganó cerca de un billón de dólares cuando se desplomó en 1992. Con su fortuna Soros creó la Open Society Foundation en 1993, dedicada a financiar proyectos de la sociedad civil, inspirada en el concepto del libro de Karl Popper “La Sociedad Abierta y sus enemigos”. Oriundo de Hungría, ha invertido billones en ayudar a consolidar la democracia y el libre mercado en los países exsocialistas de Europa Oriental. En el mundo entero ha impulsado temas como reformas a la inmigración, la defensa de la prensa libre, el gobierno abierto, el fortalecimiento de la democracia, reforma de política de drogas, los derechos humanos con énfasis en minorías étnicas, mujeres, comunidad LGTBI, reforma de políticas criminales, derechos de los pacientes del sistema de salud, educación. Apoya a las entidades de la sociedad civil que presionan por reformas, igualdad, defensa de derechos, límites a los abusos autoritarios, que obviamente incomodan a los grupos más retardatarios y menos igualitarios de los países, y a los populistas autoritarios de derecha. Las campañas para convertir a Soros en chivo expiatorio se han profundizado tanto en algunos países, que el Sheriff de Parkland, el pueblo donde sucedió la más reciente masacre de estudiantes en un colegio, sostuvo que detrás de la campaña contra el abuso de armas por parte de familiares de las víctimas “se ve la mano de Soros”.

Soros es un blanco fácil de los nacionalistas anti otros porque es extranjero en sus países, y judío. Tiene lo que necesitan los populistas, es culturalmente distinto y es élite. Apoya a entidades contestatarias y activistas que confrontan los valores y amenazas de la ultraderecha.

Una vez comience en Colombia el populismo anti inmigración venezolana, que será muy pronto porque las encuestas muestran que el malestar social ya supera el 50 % de la población, y los populistas, golpeados, necesitan de una tabla de salvación, veremos aparecer el discurso anti Soros, en cabeza suya, si su fundación apoya esfuerzos proinmigración, o de otros.

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