El país de las maravillas

Por qué Duque

Mario Morales
18 de abril de 2018 - 10:05 a. m.

Se equivocan quienes atacan a Iván Duque con críticas fundamentadas en la personalización. Esas diatribas son su alimento, su pasto de engorde y razón de su crecimiento en las encuestas.

Más allá de que sea cierto, insistir, por ejemplo, en su docilidad, carácter veleidoso y manipulable por “lo que diga Uribe”, en vez de amilanar a sus seguidores, les ratifica su intención de voto que, a todas luces, no es por el incierto candidato cuya imagen no termina de coagular, sino por el regreso en cuerpo ajeno del artífice del reencauche totalitarista en nuestro suelo.

El sueño de la derecha recalcitrante no es engendrar otro Uribe, como quisieron hacerlo contra natura con Andrés Felipe Arias, hoy preso en Estados Unidos. Tampoco es encontrar a quien dé continuidad a su “política” de autoritarismo y exclusión, como creyeron con el díscolo Juan Manuel Santos. Ni elegir a un subordinado servil y sin atributos, como pretendieron con Óscar Iván Zuluaga.

No, la utopía de ese núcleo atornillado en el miedo y el pasado (que construyeron en sus delirios de grandeza, pero que nunca fue) es imaginar que hay un ente corpóreo en el que pueda revivir el grito pendenciero, el dedo amenazante y esa sensación de falsa seguridad renuente a todo cambio, a todo advenedizo y a toda diferencia.

Por eso, enfatizar en la evidente inexperiencia del candidato del autodenominado Centro Democrático, en sus obvias contradicciones con su pasado reciente (que no son otra cosa que meneos de cola de gratitud), o en su rol de sumisión y obediencia melosa, refuerzan el reflejo condicionado que inhibe la reflexión entre sus áulicos quienes, como lo dicen sin sonrojarse, precisamente por esas razones están con él… Es decir, con su ventrílocuo.

El inusitado color de cabello, la mimetización del tonito apaisado, la repetición de consignas instaladas desde hace 15 años y la permanente actitud pendenciera, como gallito de pelea, apelan a la memoria colectiva ya no en busca de un sucesor, sino del que fue, reencarnado.

www.mariomorales.info y @marioemorales

 

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