¿Por qué lo cristiano es siempre conservador?

Es ya sabido que el voto cristiano es una fuerza electoral significativa. Según los últimos datos hay más de 5.000 iglesias registradas con al menos cuatro millones de fieles. Y aunque no todos siguen al pie de la letra lo que su iglesia sugiere, sí hay una tendencia a votar según las alianzas de los superiores religiosos. Todavía no es claro quién será el representante cristiano para las presidenciales o si el voto estará dividido. Lo que sí es seguro es que será un candidato de corte conservador. Pero ¿por qué? ¿en qué momento se volvió la norma que lo cristiano, incluido lo católico, sea todas las veces conservador?

El cristianismo está basado en la vida y sabiduría de Jesús de Nazaret. Cualquiera que examine sus enseñanzas en la Biblia sabrá que fue un personaje que defendió el amor espiritual, la humildad y la aceptación del otro por encima de muchas otras circunstancias. Bien o mal, es María Magdalena la primera persona a la que interpela por su nombre después de resucitado, y cuyo nombre se menciona más veces que la de la mayoría de los apóstoles.

De hecho, se podría decir que la figura de Jesucristo tendría más similitudes con un proyecto político liberal o social demócrata, que con uno conservador. Al final del día, de lo que se trata es de desprenderse de lo material de este mundo pasajero, no de buscar los medios para afianzarlo. Por ahí en Lucas hay un pasaje que reza que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de Dios.

No estoy diciendo que los cristianos deban votar por algo distinto a lo conservador. Sólo que la Biblia abre más caminos y las alianzas deberían estar más divididas. Si algo tiene de especial el cristianismo es que es un camino que respeta la voluntad de los otros; que trata de persuadir y no de obligar, que trata de entender y no de juzgar, que trata de dar y no de quitar. “Pon amor donde no hay amor, y sacarás amor” escribía sor Juana Inés. Muchos de los líderes cristianos no entenderían estas palabras. Tampoco muchos de los políticos con quienes estrechan alianzas.