Comunidad y desarrollo

¿Por qué se suicidan los niños, adolescentes y jóvenes?

Uriel Ortiz Soto
02 de octubre de 2019 - 05:00 a. m.

Esta respuesta la deben dar padres de familia, educadores y autoridades, pero lamentablemente no es así; los niños, adolescentes y jóvenes potencialmente suicidas están abandonados a su suerte.

No existen unos protocolos claros que permitan identificar tan grave problemática social; por el contrario, los potenciales suicidas muchas veces reciben la reprimenda en sus hogares, el rechazo social y las sanciones disciplinarias en los establecimientos educativos.

Cuántos niños, adolescentes y jóvenes son potenciales suicidas y aún no nos hemos dado cuenta, todo por falta de un manual de convivencia y demás precauciones; todos los días los suicidios de niños, jóvenes y adolescentes se tornan más sorpresivos, con diferentes modalidades.

Las manifestaciones de un niño, adolescente o joven suicida empiezan por el mal humor, retraimiento, llanto continuo y depresión, entre otras; las causas hay que averiguarlas con diálogo cariñoso y sincero para poder detectar lo que realmente le sucede.

Es alarmante la situación que se está presentado en Colombia con el suicidio de niños, adolescentes y jóvenes —de ambos sexos—, sin soluciones concretas a la vista. Los manuales de convivencia no funcionaron y se quedaron en el olvido.

En estas épocas de crisis matrimoniales, que conducen a la separación de sus progenitores, los hijos se ven afectados gravemente; por tanto, padres de familia y educadores deben estar alertas cuando uno de sus hijos o alumnos demuestra ser suicida en potencia, por causas tan comunes que son hijas de la misma descomposición social en que vivimos.

Los niños, adolescentes y jóvenes de hoy se están viendo acorralados por diferentes problemas de tipo familiar y social, que al no ser detectados a su debido tiempo finalmente terminan en tragedia; nos permitimos identificar algunos de ellos que se han vuelto virales, sin que los padres de familia, educadores y autoridades competentes los identifiquen a tiempo: acoso sexual en sus propios hogares y de particulares; el trabajo forzado y, en el peor de los casos cuando son víctimas de la soledad, la vinculación a las galladas de los barrios donde residen, adoptando fácilmente el consumo y venta de microtráfico; el bullying o la violencia en los establecimientos educativos, entre otros, son algunos de los factores que los llevan a tomar tan fatales determinaciones.

Por eso continuamos insistiendo que el mejor antídoto para empezar a dar solución a tan delicada problemática social es optar por la práctica constante y permanente de una cátedra de principios y valores, pilares fundamentales sobre los cuales debe construirse toda sociedad justa y organizada.

En varias columnas anteriores hemos recalcado sobre esta iniciativa, que para hacerla más efectiva sería indispensable que se tramitara una ley de principios y valores ante el Congreso de la República, con el fin de que su aplicación y puesta en práctica sea de obligatorio cumplimiento en hogares, establecimientos educativos y todas las instituciones públicas y privadas.

Su práctica nos llevaría a que todos los días, al iniciar las jornadas y al clausurarse las mismas, durante dos minutos entremos en una meditación de riguroso cumplimiento, sacando a flote los errores que se puedan cometer o fueron cometidos durante la jornada que se inicia y termina.

Ante la ola de suicidios de niños, adolescentes y jóvenes de ambos sexos, en diferentes regiones del país y estratos sociales, es preciso analizar las posibles causas internas y externas que los inducen a tomar tan fatal determinación —puesto que no están bien estudiadas—, con el fin de sacar claras conclusiones. El manejo de está grave problemática tiene mucho de tinte político, mas no de soluciones concretas.

Es preocupante tener que decir que la mayoría de estos casos tienen su origen en los propios hogares de las víctimas del suicidio, puesto que no se les está prestando la debida atención y más bien sus progenitores optan por la disciplina de la prohibición y en muchos casos acuden a los castigos extremos, expulsión de sus hogares o abandono.

Según Medicina Legal, las áreas urbanas son las más vulnerables frente a esta problemática, puesto que los niños, adolescentes y jóvenes están más expuestos a las prácticas del bullying y maltrato entre sus propios compañeros, razón por la cual empiezan a mostrarse huidizos y deprimidos, manifestando a sus progenitores no querer asistir más al colegio.

Pero hay otros casos más aberrantes y es cuando practican el sexo a temprana edad, que muchas veces los convierte en padres a los 13 o 14 años, sufriendo como consecuencia lógica el rechazo de sus hogares y círculos familiares, obligando a las niñas embrazadas a practicarse el aborto. En estos casos, aunque no existen datos oficiales, sí se presenta con alguna frecuencia que la pareja de adolescentes, ante tremenda responsabilidad de ser padres a tan temprana edad, deciden suicidarse.

Sin embargo, no son descartables otros factores que inciden en el suicidio de niños, adolescentes y jóvenes, como es el ingreso a algunas sectas religiosas o satánicas en las que, después de hacerles un lavado de cerebro, quedan a merced de avezados delincuentes que los inducen al suicidio, prometiéndoles que encontrarán en el más allá una nueva vida llena de satisfacciones y placeres.

urielos@telmex.net.co

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