“Por rata”

Ana Cristina Restrepo Jiménez
14 de octubre de 2017 - 02:00 a. m.

“En el interrogatorio de rigor, Martina había confesado lisa y llanamente su delito, pero aducía como argumento de defensa el motivo de la mala vida que siempre le dio su esposo”. El cuento La uxoricida fue el primer asomo del estilo de los estrados judiciales de Alfonso Upegui Orozco, Don Upo, el reportero de Valparaíso, Antioquia, que pasó a la historia del periodismo por la picaresca de sus crónicas rojas, salpicadas de pretextos perfectos para cada crimen.

Cuando a la racionalidad le hace coro nuestra propensión al chisme —tan humana—, la justificación acude de inmediato…

Hasta hace dos días, en lo corrido del mes de octubre se habían registrado 20 homicidios en Medellín. Ocho de ellos en menos de 48 horas.

El SISC (Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia) y la Alcaldía de Medellín reportan a diario los crímenes: “Lunes, 9 de octubre de 2017. Corregimiento: Altavista. Víctima: Juan (*). A las 12:39 horas se realizó la inspección judicial de este joven de 26 años, conocido como el Loco y quien presentaba seis heridas ocasionadas por arma de fuego. Juan presentaba una anotación en el SPOA del año 2017 como indiciado por el delito de hurto calificado de menor cuantía. La víctima se encontraba almorzando cuando llegaron dos sujetos quienes le dispararon en repetidas ocasiones para posteriormente huir sin rumbo conocido. En labores de campo se pudo determinar que la víctima sufría de problemas psiquiátricos y había estado internada en un centro psiquiátrico por tres años. También se conoció que Juan había sido amenazado pues era consumidor de sustancias psicoactivas, y además tenía tendencias a ser problemático y agresivo en el sector. Junto a su cuerpo sin vida encontraron un papel en el cual los victimarios habían escrito «Por rata»”.

Las autoridades insisten en “explicar” el delito por medio de los antecedentes judiciales de las víctimas. Dichos reportes no solo exponen en público a personas muertas (sin la posibilidad de defenderse), sino que parecieran justificar su destino fatal. Andrés Tobón, secretario de Seguridad, asegura que no hay ninguna carga de juicio en dichos informes: “Son información que se levanta de manera técnica”.

Resulta inevitable evocar las declaraciones del general Óscar Gómez Heredia, comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, quien hace dos meses declaró: “Aquí a la gente de bien no la asesinan”. Ante la presión de los medios de comunicación, el alto mando ofreció excusas.

¿Cuánto costó desterrar del Código Penal aquello del “crimen pasional” (aunque en los medios y nuestra boca siga intacto)?

Desde la sociedad civil, campañas como #NoCopio y el movimiento #NoMatarás han emprendido acciones para contrarrestar la perversidad detrás de la justificación de cualquier homicidio.

“De repente Martina descubrió la figura de su esposo al resplandor de una bujía de higuerilla. Bailaba en el patio con una negra sudorosa, borracha, inmunda. Instintivamente, mecánicamente, levantó la escopeta, apuntó y martilló”.

Como en las entrañables crónicas de Don Upo, los informes del SISC no permiten margen de duda: buen muerto.

* Identidad cambiada.

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