Preguntas

El jueguito se llama preguntar y preguntar a ver si alguien se digna contestar.

O, ¿por qué el alcalde Samuel Moreno accedió a una charla con los dirigentes de las llamadas barras bravas el jueves anterior si estos individuos fueron los responsables de acabar con 700 sillas del estadio El Campín?

O, ¿cuál es el grado de convivencia, amistad, afectuosidad, entre Juan Carlos López y la barra brava de Millonarios? En las tomas de televisión siempre se ve al directivo rodeado por sus amigos de la barra. Es obligatorio recordar que López confesó hace un buen tiempo que él los financiaba.

O, ¿desde cuándo las tribunas norte y sur del estadio El Campín son “propiedad privada” de unas barras? Eso de aceptar que ellos estaban “marcando territorio” al destruir 700 sillas es un adefesio ético y jurídico. El estadio es propiedad de la ciudad y nunca de un equipo o un grupo de hinchas.

O, ¿por qué no se ha hecho pública una sanción dura contra Los Comandos que destruyeron un bien público. Acaso la alcaldía local, de marcado acento azul como ya se sabe, tiene parámetros diferentes para los dos equipos?

O, ¿para qué sirve el programa ‘Goles en Paz’ que dirige un curita pantallero y hablantinoso, si después de siete años todo sigue igual y las barras bravas imponen su ley, intimidan, extorsionan, amenazan, violentan a periodistas y ciudadanos?

O, ¿cuándo saldrá adelante en el Congreso el proyecto de ley que da facultades a la policía para actuar y a los jueces para condenar a los delincuentes y hampones que disfrazados con una camiseta, sea cual sea el color, atropellan las normas e imponen sus condiciones violentas a los ciudadanos de bien?

O, ¿qué va a pasar cuando vengan hinchadas tan violentas como las de Nacional y América y acaben con la silletería, acaso tendrán que pagar Millos y Santa Fe las consecuencias económicas  del vandalismo?

O, ¿hasta cuándo se le va a dar largas al tema de las barras bravas por parte del Gobierno, no es ya hora de acabar con estos refugios de bandidos aplicando severas  medidas de control, no es hora de meterles ‘robocops’ a las tribunas para impedir que destruyan todo?

Pasarán los días y nadie responderá. Samuelito, el alcalde, seguirá sonriendo y tratando de transigir con todo el mundo, olvidando que lo nombraron para gobernar y no para hablar; López continuará apoyando a sus amigos de la barra de Millonarios, al final de cuentas es el “brazo físico” contra sus críticos, bien sea periodistas o socios, y el otro López, el curita, mantendrá su discurso gastado y decadente sobre “medidas pedagógicas” como si no fuese un fracaso su tarea en estos siete años.

Y ellos ahí, ultrajando, amenazando, violentando, viajando y destruyendo ciudades y acabando estadios.