Presidente, sálgase del libreto

Pablo Felipe Robledo
27 de noviembre de 2019 - 05:00 a. m.

Señor presidente, el país está en llamas; hay que reconocerlo. La ciudadanía reclama cada día y con más vehemencia su derecho a vivir dignamente. Sus peticiones van desde un salario que sea mínimo y no ínfimo, hasta educación gratuita y de calidad para los más jóvenes, pasando por un régimen de seguridad social (salud y pensiones) digna para todos y con posibilidades de generar bienestar en la adultez.

Lamentablemente, usted ha preferido oír más a sus consejeros y círculo palaciego que al clamor ciudadano. Y eso ha sido su más grave error como gobernante. A ese estilo de gobernar algunos lo llaman desconexión y otros, arrogancia. Sea lo que sea, usted ha sido uno de los gobernantes más jóvenes e inexpertos pero, al mismo tiempo, con menos capacidad de adaptarse a su rol de presidente, lo que hace que, frente a usted, exista un sentimiento generalizado de naufragio.

Esa pérdida de confianza, lenta e imperceptible para usted y los suyos, a las afueras de Palacio es rápida y atosigante. El problema mayor no son las marchas y los toques de queda que, por graves que sean, son menores de cara a la falta de esperanza. Los colombianos, en este momento, no creen que su primer mandatario pueda sacarlos del naufragio y decidir un rumbo que pueda llevarlos a buen puerto.

Presidente, la ciudadanía está hablando y el Gobierno no está escuchando. La ciudadanía está reclamando igualdad, educación y justicia social, y el Gobierno no está escuchando. El clamor popular es que necesitamos un verdadero diálogo nacional y no una obra teatral. Se requiere escuchar más a los ciudadanos y menos a los partidos y políticos tradicionales. Es hora de escuchar más a la gente nueva y no a quienes se han convertido en burócratas profesionales y defensores de los poderosos.

El país está reclamando un estadista que sepa entender que el país cambió, que las vocerías de la realidad nacional no son manejadas por caciques electorales, expresidentes o politiqueros regionales que llegan con el propósito de usar el poder y el erario para su provecho personal. Colombia se fatigó de los mismos con las mismas. Presidente, así no le guste oírlo, la gente se cansó de todos los que han ostentado el poder y ayudaron a elegirlo, pues son ellos los que con sus abusos han provocado la crisis que hoy nos tiene marchando.

Hace un mes le escribí: “Las marchas en Chile nos mandan mensajes. Si @IvanDuque actuara como estadista debería convocar a todos los jóvenes y actores políticos y sociales para acordar un plan de vuelo para Colombia, anticipándose a lo que con toda seguridad, de no hacer nada, aquí pasará”.

Hoy, no me queda sino pedirle, por el bien de Colombia: escuche el clamor ciudadano y no haga una agenda de conversaciones y concertaciones exclusivas con los de siempre. El país va más allá de Uribe, de Petro, de Pastrana, de Vargas Lleras, de Santos, de Samper. Busque a los líderes de la marcha y haga una revolución democrática pensando en la gente, pues en sus causas está el verdadero motor de los espontáneos cacerolazos que, de no hacer algo, no lo dejarán dormir tranquilo.

 

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