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Comunidad y desarrollo

Proyectos productivos para enfrentar la pandemia y la ola invernal

Uriel Ortiz Soto
25 de noviembre de 2020 - 03:00 a. m.

Por más que nos resistamos a creerlo, el recurso humano sumado a la experiencia y tradición en diferentes procesos de desarrollo son vitales para levantar de las ruinas a cualquier comunidad que haya sido víctima de desastres.

El recurso humano de las regiones caídas en desgracia recientemente, como es el caso de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, ha quedado a la expectativa frente a varios procesos de desarrollo del turismo, las pesca, el comercio y las artesanías, entre otras actividades que deben ser aprovechadas con ayudas públicas y privadas.

Por eso, es muy importante la labor que viene desarrollando Marta Lucía Ramírez en varios campos de su actividad como vicepresidenta de la República. Ha visitado varias regiones afectadas por la ola invernal, especialmente en los departamentos de Chocó y Santander, para enterarse de la delicada situación que se está viviendo. (De otro lado, la señora vicepresidenta se ha convertido en verdadera adalid de las mujeres, defendiéndolas ante las diferentes instancias del Estado por la igualdad de género. Su participación en diferentes actividades dentro de los sectores público y privado es un logro hecho realidad).

Me permito sacar varias conclusiones, con el fin de establecer un diagnóstico social para proceder a la conformación y desarrollo de proyectos productivos en las regiones afectadas, aun en medio de la pandemia, las consecuencias del huracán Iota y la ola invernal.

Muchas veces de las ruinas salen sólidas esperanzas porque ponen a pensar con más juicio a sus damnificados, que desde el momento mismo de la tragedia entran en un estado de razonamiento y reflexión para poner las cosas en orden.

Cuando una catástrofe se evalúa con responsabilidad y aun con sentido de pertenencia, se logra llegar a una meta muy positiva para emprender proyectos productivos.

Quiero traer a colación el caso del terremoto que azotó a la ciudad de Armenia hace más de 20 años. Sus habitantes emprendieron una tarea de reconstrucción con verdadero sentido de responsabilidad y pertenencia, y al día de hoy son ejemplo de superación y grandeza.

Extrajeron esperanzas de las ruinas y de allí partieron para iniciar el proceso de reconstrucción. Tocaron las puertas de gobiernos locales y extranjeros, y los recursos recibidos fueron meticulosamente bien manejados.

Levantar los coeficientes sociales de desarrollo de una comunidad, antes o después de ocurrida una tragedia, requiere concluir cuál es su vocación, para emprender nuevas metas de generación de empleo traducidas posteriormente en proyectos productivos que se identifiquen con la mayor viabilidad posible.

Es muy importante la labor que se viene cumpliendo en diferentes regiones afectadas por la ola invernal al levantar el inventario de las más urgentes necesidades y de las personas damnificadas. Esto permite hacer un diagnóstico social para estructurar proyectos productivos frente a los potenciales de desarrollo.

No puede pasar desapercibida la magnitud de la tragedia en el caso de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, que prácticamente fueron destruidas por el huracán Iota en un buen porcentaje, dejando a miles de familias a la deriva, sin el más mínimo medio de sustento.

Sin embargo, algo de experiencia queda de todos estos desastres que estamos padeciendo y es la evaluación de los recursos que pueden convertirse en proyectos productivos, desde luego, con la ayuda del Estado, entidades y personas de buena voluntad.

Lo peor de una tragedia es cuando sus sobrevivientes se dejan llevar por el desespero o la rabia, buscando culpables donde no los hay y maldiciendo aun a la divina Providencia.

urielos@telmex.net.co

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Periscopio(2346)25 de noviembre de 2020 - 09:03 p. m.
No cabe duda de lo emprendedor y calculador que es Uribellaco, como buen antioqueño: durante su régimen volvió mierda el país, y lo remató haciendo trizas la paz en su tercer período en puerco ajeno, para que sus hijos hicieran negocio con los escombros de la patria como empresarios de la chatarra. !Negocio redondo!
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