¿Puede un comercio negar su servicio a homosexuales?

Jorge Eduardo Espinosa
21 de mayo de 2018 - 02:00 a. m.

David Mullins y Charlie Craig entraron a la pastelería de Jack Phillips, Masterpiece Cakeshop, el 19 de julio de 2012. Vivían en un suburbio cerca de Denver en Colorado, Estados Unidos. La pareja quería un ponqué para su matrimonio. El señor Phillips, un cristiano devoto, se negó a prepararlo porque no está de acuerdo con el matrimonio entre personas del mismo sexo y, por lo tanto, en su establecimiento no se hacen tortas para aquella celebración. Si lo preparara, argumentaba Phillips, estaría apoyando esa ceremonia y de paso yendo en contra de sus principios. La pareja demandó a Phillips en virtud de una ley del Estado (Colorado) que prohíbe a las empresas abiertas al público discriminar por la orientación sexual, entre otros motivos. Ganaron. El pastelero Phillips apeló con el argumento de que aquella ley infringía sus derechos de la Primera Enmienda: libertad de expresión y libre ejercicio de su religión. 

Finalmente, el caso llegó a las manos de los 9 jueces del Supremo de los Estados Unidos, la corte máxima del país. Desde entonces se ha convertido en uno de los más polémicos y esperados fallos porque, según algunos abogados, tiene casi tanta importancia como la decisión en 2015 del Supremo de permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo. Se trata, en la práctica, de determinar si los comercios pueden negar su servicio a los clientes homosexuales. En septiembre del año pasado los 9 jueces (incluyendo al nominado por Donald Trump, el conservador Neil Gorsuch) oyeron los argumentos del caso que deben fallar antes de agosto de este año. La discusión ha sido apasionante. En las primeras rondas del juicio el pastelero alegaba que obligarlo a preparar el ponqué atentaba contra el libre ejercicio de su creencia religiosa, pero desde entonces el argumento ha variado. ¿Por qué? Por un antecedente histórico:

En 1968, poco después de aprobada la Ley de Derechos Civiles, el Supremo falló unánimemente contra el propietario de una cadena de restaurantes de Carolina del Sur que, invocando su libertad religiosa, se negaba a preparar comida para los clientes negros. El acto, en este caso cocinar para negros, "contraviene la voluntad de Dios", alegó el dueño de los locales. La Corte encontró ese argumento "evidentemente frívolo". De modo que, explica el New York Times, al reconocer la debilidad del argumento religioso, el pastelero ahora está concentrándose en el otro derecho de la Primera Enmienda: la libertad de expresión y de discurso. El señor Phillips, el pastelero, dice que sus ponqués son una forma de expresión artística, y que no pueden obligarlo a expresar ideas a las que se opone. Parece un argumento sólido. Sin embargo, los jueces más liberales dicen que nadie está obligando al pastelero a decir lo que no quiere decir, solo a que trate a todos los clientes bajo un mismo parámetro. 

Phillips, siguiendo con su defensa, alega que él no discrimina por la condición sexual porque no tiene inconveniente en venderles un ponqué ya preparado para que ellos, en este caso la pareja que se quiere casar, lo use como quiera. El problema, entonces, está en la finalidad para la que se usará el ponqué: el matrimonio entre las personas del mismo sexo. Y esto es clave porque en los 60 minutos de argumentos el juez Kennedy (un conservador nominado en 1988 por Ronald Reagan, pero que fue clave en la decisión del 2015 de legalizar el matrimonio homosexual) estuvo de acuerdo con la defensa de Phillips: el pastelero no está en contra de las personas homosexuales, pero sí está en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo. Es ese acto el que va en contra de sus creencias religiosas. Los jueces más liberales, aquellos nominados por presidentes demócratas, tienen una preocupación: si fallamos a favor del pastelero, ¿quiere decir que un fotógrafo también podría negarse a fotografiar (sin duda un tipo de arte) a una pareja gay? ¿Cuál es entonces el límite de los derechos a la libertad de expresión y de discurso? Hay otras preguntas, ¿no hay otros pasteleros en Denver que sin problema hubieran preparado el ponqué? ¿Es acaso la pastelería de Phillips la única en toda la ciudad? 

La decisión del Supremo debería conocerse pronto. Acá, cuando se conozca, les contaré lo que dirá. 

@espinosaradio

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