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Qué hacer con Dayro Moreno

Luis Fernando Montoya
04 de diciembre de 2007 - 05:34 p. m.

"No hay nada más insoportable que una sucesión de días hermosos": Schiler.

Si estudiamos cuidadosamente la conducta humana, a menudo descubrimos que la impotencia emocional, la apatía y la carencia de comprensión, así como la oposición para cambiar que vemos en los demás, en realidad radican en nosotros mismos. Creamos nuestra propia trampa y nos cegamos ante el hecho de que es obra nuestra.

Cuando las cosas no se hacen, somos nosotros quienes no las hemos hecho; cuando existe incomprensión, ésta también es producto nuestro. Si no logramos ser todo lo que somos, somos nosotros los que no evolucionamos y por lo que somos nosotros, los que debemos sufrir nuestro no-ser, solamente nosotros podemos aceptar el reto de ser plenamente nosotros mismos. Solamente nosotros podemos decidir que deseamos vivir plenamente nuestra humanidad.  

El saber que nosotros construimos nuestra propia vida no es nada nuevo, sin embargo, la mayoría nos resistiremos a aceptarlo, porque si lo aceptáramos, podríamos vernos forzados a cambiar. Finalmente, tendríamos que dejar de culpar a los demás y asumir nuestra plena responsabilidad de crear nuestra propia vida.

Hay muchos Dayros

El mundo del fútbol se ha volcado totalmente sobre la humanidad, el comportamiento de un joven en proceso de formación y con las carencias sicoafectivas que se presentan en dicho juvenil.

En nuestra sociedad de consumo es muy difícil que nuestros jóvenes puedan manejar adecuadamente todos los distractores y adicciones que esta sociedad les brinda. Hoy en día los Dayro están en los equipos de fútbol, en los colegios, en las universidades, en las familias, etc. Y es en estos diferentes equipos que tenemos que trabajar muy seriamente estrategias de manejo para que estos distractores no nos quiten más nuestros jóvenes.

Sidmund Freud escribió: “Una fiesta es un exceso permitido y hasta ordenado, una violación solemne  de una prohibición, pero el exceso no depende del alegre estado de ánimo de los hombres, nacido de una prescripción determinada, sino que reposa en la naturaleza misma de la fiesta, y la alegría es producida  por la libertad de realizar lo que en tiempos  normales se halla rigurosamente prohibido”.

En 2003 y 2004

Cuando fui técnico del Once Caldas tuve la posibilidad de conocer muy de cerca el medio en el cual este joven nació y creció. Durante el tiempo descrito las dificultades presentadas por él fueron manejadas con diálogo, sanciones y más al interior que al exterior. Dayro, como hijo y hermano, es un joven responsable por su familia y a la vez en el seno de ésta amado como un miembro importantísimo de su grupo familiar.

¿Qué pasa por la mente de un joven con fama y poder económico?

No es fácil descifrar, a veces orden, ecuanimidad, arrepentimientos, intentos de superación y en otras oportunidades desasosiego, desorden, no medir las consecuencias de sus actos, creerse lo máximo, vivir lo efímero, etc.

La decisión

Considero que ambas partes (directivos y técnicos) se apresuraron en tomar una decisión y no midieron las consecuencias humanas, deportivas e institucionales que se iban a generar.

¿Qué hacer?

1. En una familia al hijo con dificultades se le ayuda incansablemente antes de cerrarle la puerta.

2. Es el momento para que su equipo (Once Caldas) y la selección de Colombia le ayuden científicamente a manejar sus carencias.

3. Dayro Moreno debe tomar conciencia de que es el momento oportuno de dejarse ayudar clínicamente.

4. Que nuestros comentarios deben estar encaminados a rescatar un joven deportista valioso para nuestro país.


Espero que esta columna reflexión nos sirva para eso, pensar, analizar y ayudar.

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