Que Messi salve a la Argentina

Antonio Casale
15 de junio de 2018 - 02:00 a. m.

Junto a Brasil, Argentina ha representado históricamente la posibilidad de nuestro continente de conquistar el Mundial. Después del Maracanazo, Uruguay se fue viendo absorbido por la lógica de los poderosos y no fue sino hasta 2010 que pudo dar una linda sorpresa al llegar a semifinales. De Colombia, Perú y los propios charrúas podemos esperar eso, una sorpresa, pero es muy difícil soñar con que lleguen a ser campeones. Total, los Mundiales son para los de siempre.

Los de Brasil han asumido su rol de favoritos. No le huyen porque saben que tienen con qué asumirlo. Los argentinos, en cambio, no se han cansado de quitarse públicamente esa chapa a pesar de contar con el mejor jugador del mundo, Lionel Messi.

Y no lo hacen para pasarles la presión a los demás, como suele suceder en el deporte de alto rendimiento. Lo hacen porque es real: no son favoritos esta vez. Mala cosa para América, muy mala para Argentina.

Los gauchos no terminan de recuperarse de la muerte de Julio Grondona, el zar que gobernó institucionalmente los hilos del fútbol en ese país. Su salida generó el caos típico que sucede a la caída de un dictador del que hasta ahora se comienzan a reponer, y si la cabeza no está bien, los pies no caminan bien. La consecuencia de todo esto es que tras el final de una generación brillante que no pudo ganar ninguna de las tres finales que disputó —increíblemente nunca su pueblo valoró el hecho de haber llegado a disputarlas—, no han terminado de cuajar un recambio de jugadores que pueda rodear de una mejor manera que sus antecesores a Messi.

No fue un accidente que Argentina haya clasificado al Mundial tan sólo en el último partido, gracias a una noche brillante del gran Lio. Tampoco es coincidencia que hace un par de meses España le haya hecho seis goles en una noche vergonzosa para la albiceleste. Mucho menos lo es que después del Mundial anterior hayan pasado tantos técnicos por el banquillo. Martino, Bauza y Sampaoli se turnaron el lugar en los últimos cuatro años y ninguno ha podido convencer a un país que no acepta nada distinto a ganar, aunque el presente los llame a estar cada vez más lejos de hacerlo.

Rojo, Tagliafico, Meza, Savio y el propio arquero Caballero (que sufrió aquella goleada ante España) serán más que probables titulares novatos en materia mundialista mañana, cuando Argentina debute ante Islandia. El veterano Mascherano hace rato está cada vez más lejos de ser el Jefecito que todos aplaudimos en sus mejores días, pero no tiene reemplazo en lo anímico todavía. Así las cosas, por los pies de Biglia, Agüero, Di María y Messi pasarán las opciones de un equipo que no ha podido consolidarse como un colectivo y que depende en exceso de las individualidades. No pinta bien esta Argentina.

 

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