Que pare el asesinato de los líderes sociales

Cartas de los lectores
12 de julio de 2018 - 02:00 a. m.

Hubo escándalo y rasgaduras de vestiduras porque se vio a un alto directivo del nuevo partido FARC en la velatón realizada en varias ciudades por los líderes sociales asesinados. Ellos, los de las FARC, claro que pueden asistir a ese tipo de actos y muchos más donde se lo permitan. Vergonzante es -y nos debe poner a pensar y marchar- la sangrienta encarnizada y asesinato contra estos líderes.

A los integrantes de la FARC es mejor tenerlos por ahí asistiendo a velatones. Es mejor tenerlos de corbata dando conferencias. Es mejor tenerlos en las ciudades que en el monte reclutando a nuestros niños, matando a campesinos y soldados. Es mejor que mueran de viejos gordos y felices. Si hay que pagarles para que se mantengan de este lado, pues que se les pague. Yo por mis hijos me trago ese sapo y dos más. No perdimos la guerra, no nos estamos arrodillando, estamos siendo civilizados. No olviden que son mejores estrategas que nuestros generales y coroneles, y que ningún gobierno fue capaz de someterlos. Dejemos que mueran de viejos, pero también dejemos que la nueva generación empiece a gobernar. Ya está bueno de tanto odio.

En Colombia -por la Constitución de 1991- se asegura el monopolio legítimo del uso de las armas por parte del Estado. Además, se prohíbe la creación de grupos paramilitares o guerrilleros. Cuando un Estado soberano falla en la garantía anterior, pierde el control físico del territorio o el monopolio en el uso de la fuerza, se cataloga como un Estado fallido debido a que podríamos quedar lo más parecido posible a un pueblo de vaqueros del Viejo Oeste. Por el asesinato a los líderes sociales -van 119 este año- estamos ya a puertas de afirmar: Colombia, un Estado fallido. Entonces, fuera de la negociación con la FARC, ¿qué hizo bien este gobierno durante ocho años?

Siempre que pensemos en zonas apartadas del territorio nacional o en el desarrollo estructural del país, debemos pensar en las juntas de acción comunal (JAC). No hay otra organización que haya aportado más al desarrollo de Colombia.

Es fundamental entender que la JAC es una expresión social organizada autónoma y solidaria de la sociedad civil, las institucionalizó el señor presidente Alberto Lleras Camargo mediante la Ley 19 de 1958, quien fue un convencido visionario de la labor de esta organización al desarrollo del país. Y no se equivocó, pues muchas veces se ha reconocido como forjadora de un país mejor, constructora de escuelas, carreteras, parques, alcantarillados, acueductos, puentes, bibliotecas y muchas otras obras, sólo con el sudor y los recursos de su gente y en muchos lugares donde el Estado brilla por su ausencia aún hoy siguen operando. Cuentan con comités de resolución de conflictos donde solucionan sus diferencias sin necesidad de ir a la justicia ordinaria. La acción comunal en Colombia es integrada por los líderes sociales que luchan y organizan a sus comunidades. Es a estos a los que hoy están masacrando por todo el territorio nacional y para este Gobierno pareciera que “esas tales muertes no existen”. Cuando mataron a los primeros líderes se debió inmediatamente tomar las medidas, pero sólo hasta hoy -después de 311 líderes asesinados- se empiezan a tomar por parte del Estado.

Para concluir, ya está bueno de estas muertes. Que el Estado asegure el monopolio legítimo del uso de las armas y la fuerza, pero la emplee con todo fervor para protegerlos. Parece que estamos dando tumbos y vueltas en un círculo vicioso. Que esos otros líderes estrato seis que están protegidos 24 horas al día no se enfrasquen en acusaciones mutuas y que no se insinué de manera muy rápida que los matan por lío de faldas.

Luis Hernán Tabares Agudelo.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar