¿Quién es Petro?

Luis I. Sandoval M.
04 de diciembre de 2018 - 05:00 a. m.

Más de ocho millones de personas votaron por Gustavo Petro para presidente de la República el 17 de junio pasado, en segunda vuelta, por considerarlo un político distinto. Distinto en cuanto no roba, no trafica, no miente, gobierna en interés de lo público, busca una economía con énfasis en la producción de sectores medios urbanos y rurales, sigue una lógica de vida que favorece la naturaleza y las comunidades humanas, quiere la paz como construcción de sociedad a partir del cumplimiento de los acuerdos, y no quiere que un eventual gobierno suyo se parezca a ningún régimen político que incurra en lesión de libertades.

Esos elementos le dan a Petro un perfil propio, modernizante, renovador, genuinamente esperanzador. Sus posturas conducen a cambios importantes que aún pueden hacerse dentro del marco institucional vigente, la república unitaria como Estado social democrático de derecho, a condición de transformar el sentido de la política y, en lógica consecuencia, la forma de hacer política.

Lo que se ha llamado el petrovideo (carátula de Semana) revelado por la senadora Paloma Valencia del partido Centro Democrático, en medio del debate al fiscal general sobre el caso Odebrecht (martes 27), del cual Gustavo Petro era uno de los citantes junto con el senador Jorge Robledo y la senadora Angélica Lozano, apunta a derrumbar la confianza de gran parte de esos ocho millones de votantes, pone a Petro en manos del fiscal a quien está haciendo control político, lo coloca ad portas de la justicia penal y se constituye en un descomunal obstáculo para cualquier aspiración futura como figura estelar del sector alternativo. El conservadurismo político, de momento, ha dado un rudo golpe al progresismo político. 

El impacto negativo y los interrogantes sobre Petro se constatan no solo en el ámbito nacional sino también en el internacional. El senador acaba de estar por dos días en el Foro Mundial de Pensamiento Crítico, realizado en Buenos Aires entre el 19 y el 23 de noviembre, donde también estuvimos muchos otros compatriotas del mundo académico y social. En este escenario global, muy oportuna y adecuadamente organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), el senador colombiano hizo una intervención que fue muy bien recibida por líderes y pensadores alternativos de todo el mundo. Un premio le fue otorgado por su acción política coherente con objetivos de transformación social. Ahora, ante el video, no pocos en el escenario internacional se preguntan ¿quién, en realidad, es Petro? 

Mucho es lo que está en juego en este inesperado episodio. De ahí la enorme importancia de establecer el carácter y el alcance de lo que muestra el video: Petro de chaqueta negra, en un ambiente penumbroso, recibe de su amigo Juan Carlos Montes (confirmado) varios fajos de billetes que coloca en una bolsa plástica. Lo que se habla no es claramente inteligible. ¿Cuál es el papel del interlocutor de Petro? ¿Dónde ocurre el hecho? ¿Cuándo, exactamente? ¿Cuánto es el dinero? ¿Quién lo aporta o envía? ¿A qué título: pago, donación, préstamo? ¿Se configura un hecho delictivo o es una operación extraña pero ubicada dentro de los movimientos de recursos propios de una campaña política con frecuencia precarios y apremiantes?

Más allá del petrovideo en sí mismo surgen, por supuesto, otros interrogantes: ¿por qué se revela en el momento del debate de control político al fiscal general en relación con el caso Odebrecht, que significó 50 millones de dólares en coimas a un amplísimo espectro del mundo económico y político? ¿Por qué el presidente del Senado no concede a Petro la palabra para ejercer el derecho de réplica una vez se produce la aviesa utilización del video? ¿Qué relación tiene la revelación del video con la secuencia de obstáculos que de forma sistemática se vienen erigiendo para atajar a Gustavo Petro y a todo el bloque alternativo hacia posiciones de poder y de gobierno? ¿Estamos ante otro episodio de mano negra, aliada del más rancio establecimiento, tan frecuente en la historia política colombiana, que busca la muerte política, si no la física, de un líder opositor con posibilidades de triunfo?

El propio Petro dio ayer, vía Facebook, las explicaciones detalladas que la opinión estaba demandando: “Tengo que pedirles perdón a mis electores por haberme puesto a recibir dinero en efectivo de un amigo en su apartamento, en el pasado. Aunque eso no es un delito, debí ser prudente y no lo fui, ahora pago las consecuencias que se traducen en poner en riesgo una esperanza de millones y en dar pie a que se construyan las más delirantes acusaciones de nuestros contradictores”. De igual manera han empezado a conocerse los testimonios de personas que aparecen relacionadas de alguna manera con el hecho. Necesario que se adelante y concluya limpiamente la investigación (muy difícil si ello depende del fiscal cuestionado, otro ad hoc sería necesario) con las clarificaciones necesarias y con conclusiones que despejen toda duda ante la opinión nacional e internacional sobre quién es en realidad el senador Gustavo Petro. Si es o no un político distinto a los demás.

Mi hipótesis es que el senador saldrá bien librado e incluso quedará en mejores condiciones para la contienda política en 2022. Así ha ocurrido con los demás problemas que ha afrontado en su carrera política, en especial el de la destitución como alcalde mayor de Bogotá por parte del procurador general Alejandro Ordóñez.

La firmeza de mi convicción radica en el conocimiento directo que tengo de Gustavo Petro desde comienzos de los 80, cuando él con 20 años era mi vecino en la cercana población de Cajicá, adelantaba sus estudios de economía en el Externado y hacía sus primeros pinos políticos en la ciudad de Zipaquirá (personero, concejal, activista con los destechados…).

Pasaron años sin vernos y retomamos la proximidad cuando se firma la paz del M-19 y se realiza la Constituyente de 1991. Se estrecha la relación cuando él me llama a integrar su UTL por unos meses en el último período en que es representante a la Cámara, 2002-2006. Participé en el equipo programático de su campaña presidencial de 2010 y acompañé, por considerarla válidamente estratégica y expresión de un sujeto político plural emergente, toda su gestión y la de Colombia Humana para lograr una candidatura de amplia convergencia del centro y la izquierda (alternativa), en 2017 y 2018.

Lo que a mí me consta en esas circunstancias de proximidad es que Gustavo Petro no hace política como tráfico clientelar, cosa que sinceramente le repugna, se afirma en administrar lo público en defensa de lo público, no en favor de lo privado. Según él la política al servicio de un modelo neoliberal extractivista sigue una lógica depredadora de la naturaleza y de las comunidades, es una lógica de muerte…. La política alternativa al servicio de un modelo productivo sustentable y sostenible constituye una lógica de vida…

En el Petro del quehacer político práctico, del participante en debates y orador de plaza pública, subyace el Petro estudioso, lector incansable, analista riguroso de los problemas del país, esmerado y serio constructor de opciones. Petro es un político con nervio intelectual, lo cual es la primera condición para que exista el nervio moral… una cosa reclama la otra.

¿Cómo se financia Petro si es tan pobre como dice? Lo he visto realizar colectas, vender bonos, subastar cuadros, hacer cenas, solicitar contribuciones, abogar por la financiación pública de la política. ¿No es todo ello legítimo y necesario en su condición de político carente de recursos propios? Naturalmente la causa de Petro genera simpatía y gana amigos generosos que apoyan con aportes legales y transparentes su actividad política. Para mí un Petro con prácticas obscuras y mafiosas, clientelares y corruptas, es un imposible moral.

El petrovideo no logrará sacar de foco el control político al fiscal general como se pretende, y sí va a ser otra oportunidad en la que el líder alternativo salga airoso, como en tantas otras coyunturas problemáticas, limpio su nombre y restablecida plenamente la confianza de los ocho millones que ya votaron por él y muchos más. Petro avanzará en los hombros de multitudes a las cuales haya dejado plenamente claras sus actuaciones de todo tiempo y lugar.

@luisisandoval

lucho_sando@yahoo.es

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