Rafael Correa en la Universidad Nacional

Ignacio Mantilla
30 de septiembre de 2017 - 02:00 a. m.

La semana pasada celebramos, con múltiples actividades académicas, deportivas y culturales, el cumpleaños 150 de la Universidad Nacional. Uno de los eventos más concurridos fue la conferencia “La universidad latinoamericana: visión y logros”, a cargo del expresidente de Ecuador, Rafael Correa. En efecto, hubo lleno total en el auditorio León de Greiff y en la plaza central de la Ciudad Universitaria para oír al exmandatario.

Pero, más allá de la impresionante expectativa y acogida por parte de la comunidad universitaria, sus ideas y pensamiento heterodoxo han sido durante esta semana foco de discusión en el centro educativo.

A lo largo de su intervención, el expresidente Correa socializó las transformaciones que el sistema educativo ecuatoriano vivió durante sus años en la Presidencia. “Entre 2007 y 2016 asignamos US$14.000 millones a la educación superior, pasando esta asignación del 0,7 % del PIB en el 2006 al 2,16 % en el 2015”. Con la Ley Orgánica de Educación Superior, Correa metió en cintura a las universidades de pésima calidad: “La gran mayoría eran universidades privadas sin fines de lucro, aunque demasiadas resultaron ser de lucro sin fin”.

El exmandatario habló de la creación de cinco nuevas universidades para el desarrollo científico, como Yachay Tech, Uniartes y la Universidad Nacional de Educación (UNAE), centros educativos que buscan liderar la innovación y servir de rectoras de la educación superior en el vecino país.

Para tratar el caso general de la universidad latinoamericana, Correa centró su intervención en la excelencia académica, el desarrollo científico, la educación técnica y la investigación.

Me gustaría compartir con los lectores algunas de sus más importantes ideas con relación a la educación superior, expuestas en este evento.

La primera tesis que vale la pena analizar con atención es la valoración especial del mundo académico como un espacio que potencia no sólo la formación ilustrada sino la sensibilidad social: “En la academia ustedes encuentran lo mejor del ser humano”, señaló el expresidente Correa. Sin duda una idea valiosa. El campo académico no es un paraíso libre de conflictos, como lo ilustró el sociólogo de la educación, Pierre Bourdieu. El Homo academicus no es beato. Pero el estudiante universitario y el docente, en relación constante con sus pares, están profundamente permeados por los valores promovidos por los centros educativos, en nuestro caso, la rectitud, la empatía y la solidaridad. Valores apreciados en un mundo en donde prima la búsqueda del bienestar individual sobre el colectivo. Bien lo decía Aristóteles: “Los que obran bien son los únicos que pueden aspirar a la felicidad en la vida”.

La segunda tesis del economista está relacionada con las consecuencias de una débil producción en los campos de la ciencia y la tecnología en los planos industrial, comercial y político: “Los países que no generemos esos conocimientos seremos más ignorantes en términos relativos y más dependientes de lo que producen otros”, enfatizaba Correa, quien se declaró un convencido del papel transformador de la ciencia y la tecnología para garantizar las diferentes formas de vida y alcanzar el buen vivir. En este sentido, Correa le encomienda a la universidad un papel estratégico, conectando el desarrollo tecnológico con un mejor lugar en el mercado mundial para poder salir de la dependencia económica, del consumo de servicios, conocimiento u otros activos que la nación no produzca.

La tercera tesis de Correa es que una cultura de la excelencia permea todos los espacios de la vida social. Al respecto señalaba: “Los países más exitosos son aquellos en los que desde el más sencillo lustrabotas hasta el presidente de la República hacen las cosas extraordinariamente bien”.

Llevando esta tesis al escenario académico, el economista ecuatoriano lanza una sentencia clave con la que me identifico y que comparto plenamente: “La mejor manera de contribuir al desarrollo es la excelencia académica”.

Al terminar su intervención magistral, una serie de preguntas provenientes del público hizo que el exmandatario movilizara las pasiones de los asistentes al expresar puntualmente sus opiniones.

La corrupción, el avance tecnológico y cómo lograr la equidad por medio de la educación fueron los tópicos centrales sobre los cuales trataron las preguntas. Una en especial despertó la atención de muchos de los asistentes: ¿cuál es la importancia del gobierno universitario para responder a las verdaderas necesidades de la universidad y para fortalecer la autonomía? “Hay que tener un cogobierno responsable. Pero, ¡cuidado!, muchas veces somos los campeones mundiales de un democratismo intrascendente”, dijo Correa, quien afirmó conocer muy bien el sistema de gobierno universitario desde cuando fue dirigente estudiantil. Señala que no se puede someter todo el tiempo a consulta la designación de los directivos de alto nivel y hasta de los directores de departamento.

Para desarrollar sus afirmaciones, Correa abordó el caso regional y cuestionó la manera como es entendida la democracia en una perspectiva rutinaria y formal. “La democracia no se reduce a las elecciones, y hay sectores donde el que más sabe debe tomar las decisiones. Y debe haber jerarquía, por supuesto, debe haber cogobierno, escuchar las necesidades estudiantiles, a los trabajadores, pero las decisiones académicas las deben tomar los académicos”. El público asistente aplaudió la intervención.

Sin duda, la conferencia del expresidente de Ecuador, Rafael Correa fue un evento pensado para generar debate y opinión. Se puede estar de acuerdo o no con el exmandatario, pero la Universidad Nacional de Colombia, patrimonio de todos los colombianos, siempre será escenario para escuchar y debatir con los principales personajes protagonistas de la ciencia, la política y la cultura a nivel mundial. Por sus instalaciones han pasado cientos de personajes, entre los que podríamos traer a colación a Jean-Francois Lyotard, Noam Chomsky, David Harvey o el premio nobel de física William D. Phillips, entre muchos otros científicos y pensadores planetarios.

Me quedo con una frase de Correa: “No me hablen de competencia hasta que todos tengamos las mismas oportunidades”.

*Rector, Universidad Nacional de Colombia

@MantillaIgnacio

 

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