Son las 8 de la mañana en Bogotá y todo está preparado para comenzar una nueva jornada.
El avión está listo en la pista para despegar y poco a poco comienza a acelerar cuando de repente se escucha un grito de una persona.
Los pasajeros quedan sorprendidos y aún más desconcertados cuando se siente que el avión frena y se detiene.
El capitán anuncia que hay un roedor metido en la aeronave y que seguramente se entró con el camión de la comida. Varios pasajeros suben inmediatamente los pies a la sillas.
La rata corre por el pasillo. La gente la ve pasar y una mezcla de asco y extrañeza se apodera del ambiente . Las personas se empiezan a mirar entre sí con cara de incomodidad.
El piloto avisa que el avión debe regresar a la puerta para que un equipo de sanidad entre y comience a buscar al animal. El director de cabina habla y pide disculpas por lo sucedido mientras prosigue la cacería al mejor estilo documental de National Geographic. No es fácil atrapar al roedor y menos en una aeronave llena de millones de lugares y recovecos para esconderse.
Será uno sólo?
Serán varios?
El tiempo pasa.
Finalmente no se sabe si el animal fue encontrado , atrapado o capturado. Oficialmente pasa a ser un desaparecido más.
Aunque el mundo está lleno de ratas por todos lados, no sabía que volaban.
A partir de hoy conozco una nueva especie que está en vía de multiplicación : la rata voladora.
Una especie que le fascina que la lleven de viaje y a pasear en avión.
Horas después la nave despega y creo que hoy nadie probará bocado durante el vuelo.