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En el segundo trimestre, la economía creció 2,8 % anual en la serie original y 2,5 % (serie ajustada por estacionalidad y días hábiles), ubicándose por encima del 2,2 % publicado para el primer trimestre (o muy similar al 2,6 % ajustado por estacionalidad y días hábiles).
El impulso a la actividad provino de la contratación de servicios profesionales y científicos, el sector público y las actividades agropecuarias. Al contrario, los sectores con menor crecimiento fueron construcción, minería, industria, actividades inmobiliarias y servicios públicos. En total, el crecimiento promedio del primer semestre se ubicó en 2,5 % anual.
El resultado negativo de la construcción tuvo un impacto directo sobre otros sectores que tuvieron bajos crecimientos, por los encadenamientos que genera la demanda de insumos desde ese sector sobre otras actividades del país.
El consumo de los hogares siguió mejorando su comportamiento notablemente. Los sectores relacionados con la demanda de los hogares tuvieron cifras positivas. Esto anticipa que el consumo privado debió ser el componente del PIB que más contribuyó al resultado de la economía. Así mismo, no sólo el consumo privado fue importante en el trimestre, también lo fue el gasto del Gobierno.
Hacia delante, el gran reto es consolidar un crecimiento más balanceado, porque aún está siendo impulsado principalmente por actividades de servicios y comerciales, no tanto por las ramas productivas de la economía. Dentro de estas últimas, sólo el rubro agropecuario tiene buenas cifras para mostrar. El mejor balance dependerá de un mayor arranque de las exportaciones, ayudadas por los elevados niveles que ha mantenido la tasa de cambio desde hace varios años y por las ganancias en competitividad que logre la economía con el mejoramiento de la infraestructura que está en marcha. Y, lo más importante, con la materialización de un nuevo ciclo al alza en la inversión privada para que se aumente gradualmente el PIB potencial de la economía.
* BBVA Research / @juanatellez