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Reflexiones

Hernán Peláez Restrepo
15 de noviembre de 2009 - 04:59 a. m.

Hoy, la selección de Colombia Sub 17 se despide del Mundial nigeriano, jugando contra España. Más allá del resultado, tercero o cuarto, que siempre serán puestos de consolación, este equipo requiere de una oportunidad más.

Como hay un compromiso adquirido por nosotros para realizar el Mundial Sub 20 en 2011, qué bueno resultaría esperar a estos muchachos con dos años y más partidos encima para preparar una selección genuina y representativa. Por supuesto, no habrá puesto para todos y más bien sería oportuno el seguimiento que el cuerpo técnico de la Federación hiciera de ellos para confeccionar un onceno ganador.

Lo otro, que bien puede ocurrir es dejarlos al garete y que cada uno se rebusque su futuro como a bien tenga. Sería injusto y desconsiderado. Como ocurre en las escuelas de fútbol, no todos los que arriban con la ilusión de llegar a profesionales, lo consiguen. más bien en la escuela adquieren una formación de vida. Aprender a recibir órdenes, a convivir con otras personas, aceptar observaciones, comportarse como corresponde, son ganancias personales, así no resulten estrellas o figuras.

Lástima que la Dimayor haya abolido la norma del Sub 18 en el campeonato. Claro, representa un alivio para muchos quejumbrosos técnicos, porque si cuando era obligación a regañadientes la cumplían, menos razones habrá para ponerlos en las formaciones titulares ahora. El argumento principal para eliminarla, resultó de la física incapacidad para controlar la documentación y los registros civiles de los jugadores. La alteración de edades permitió que equipos perdedores en el campo ganaran finalmente en el escritorio y, al amparo de la reglamentación, los puntos en juego. Por supuesto, los culpables principales son los inescrupulosos dirigentes que por ganar unos billetes engañan a la registraduría, la notaría o la parroquia si es necesario. Como la Dimayor se siente incapaz de controlar el asunto, prefiere cerrar la puerta a muchos jugadores jóvenes.

Claro que otra lectura del caso es que solamente deberán jugar aquellos que por condiciones naturales lo merezcan, independientemente del dato de la cédula.

Llega la última fecha del torneo, emocionante, así el nivel real de juego no sea el mejor. Varios equipos pelean por casillas a los cuadrangulares. Dios quiera no se presenten sombríos personajes de maletín para estimular o lo contrario a jugadores de equipos, convertidos por circunstancias en jueces de la contienda. Tanto que se reclama el juego limpio y esta es la oportunidad para confirmarlo. No faltarán las suspicacias y los señalamientos.

Y no puedo dejar de felicitar a los hinchas del Pasto. Después del llanto del descenso, fueron en masa a ver y apoyar a su equipo en las finales de la Copa Postobón contra Santa Fe. Las heridas profundas al menos dispusieron de un bálsamo, como fue la victoria por 2-1. Eso tiene el fútbol de bueno.

 

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