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Construir democracia

Reflexiones sociopolíticas (II)

Hernando Roa Suárez
24 de febrero de 2021 - 03:00 a. m.

Al pensar en desarrollar la posmodernidad en Colombia, se presenta fundamental que el Estado ejerza su función mediadora y reguladora, permitiendo cristalizar la gobernabilidad democrática.

Continuando las orientaciones trazadas en la columna anterior, hoy me ocuparé de reflexiones sociopolíticas vinculadas al tema del Estado en Colombia. Con ellas, deseo expresar puntos de vista que sirvan para analizar, por parte de la opinión pública y de los lectores de El Espectador, temas que deben ser objeto de debate por parte de los candidatos que aspiran a desempeñar las más altas funciones públicas. No olvidemos: sin burocracia y tecnocracia -muy bien formadas- es imposible consolidar la democracia participativa. Veamos.

· Reflexionando en dimensiones histórico-jurídicas, se me presenta válida la tesis según la cual es, desde el interior de la dominación legal, que el Estado de derecho comporta, como la humanidad, Occidente, las democracias liberales, neoliberales y social-demócratas hemos avanzado para derrotar la arbitrariedad, el despotismo, la tiranía y los diversos populismos y caudillismos.

· Precisando el concepto de Estado, podemos sostener que: Es la institución jurídico política que, integrada por los poderes ejecutivo, legislativo, judicial y electoral, es racionalizadora de los intereses generales; es la más importante institución política; es la Institución de las instituciones; es la Organización de las organizaciones.

· Según sea el concepto que tengamos del Estado, vamos a estar en presencia de proyectos neoliberales, socialdemócratas o totalitarios; individualistas o solidarios; partidarios del statu quo o de los procesos de cambio social. Es necesario, por tanto, un ente interventor que racionalice el interés público, que defina políticas públicas graduadas hacia la apertura de oportunidades de desarrollo humano sostenible, con perspectiva de género y participativo, desde los ámbitos locales y regionales.

· Al pensar en desarrollar la modernidad en nuestro país, se presenta fundamental que el Estado ejerza su función mediadora y reguladora, permitiendo cristalizar la gobernabilidad democrática, y el Estado de bienestar. Esta orientación se mantuvo en “la reforma de 1968 y las conquistas adquiridas sobrevivieron hasta los años 80”(1).

· Notemos que las políticas cortoplacistas dirigidas al desmantelamiento del Estado, obtuvieron cierto éxito en Estados Unidos e Inglaterra, pero ello no garantizó su triunfo en el mediano y largo plazo. Hay que estar vigilantes frente a la reiterada implementación mecánica de modelos relativamente válidos a realidades bien diversas. El análisis histórico nos indica que la copia acrítica de modelos viables en otras realidades, nos ha impedido alcanzar un proceso de desarrollo autónomo y una profundización superior de la democracia, como se esperó orientar, especialmente en las reformas de 1936, de 1968 y de 1991.

· No olvidemos que desde el punto de vista teórico-económico, para los neoclásicos el papel del Estado es defensivo; él interviene para corregir las distorsiones del mercado que obstaculizan el libre juego de la oferta y la demanda. Sin embargo, ese enfoque ha demostrado históricamente ser perverso para erradicar la pobreza, pues no permite un desarrollo equilibrado. Entre nosotros es ostensible la problemática de la inequidad y debemos enfrentarla con eficiencia y eficacia públicas.

· Entonces, frente al gobierno que debe iniciarse en agosto de 2022, preguntémonos: ¿Cuál es el Estado que necesitamos para responder a los retos colombianos frente a la configuración actual del mercado, en un mundo capitalista y pos pandémico? ¿Cuáles deben ser las posiciones de ese Estado, para asegurar a la población los beneficios generados por los progresos de la sociedad moderna y postmoderna?

· Tengamos en cuenta que, frente al proceso de reconfiguración mundial, hay que emprender transformaciones que apunten a la sociedad global y no sólo a la instancia económica. Si queremos acertar en la formulación adecuada de la reforma del Estado en Colombia, tenemos que mirar muy bien el contexto de la América Latina, de Norteamérica, de la Unión Europea, de China y de las potencias emergentes del Asia. En último término, el proceso de reforma del Estado debe articular los diferentes intereses internos y su viabilidad, hoy y hacia el futuro, depende de las relaciones internacionales dentro de las cuales ella tiene un lugar.

· Observemos que entre más profundo sea el proceso de la modernización, se aumentarán las probabilidades de gobernabilidad democrática. El manejo del Estado y las nuevas relaciones entre los sectores público y privado, implica saber hacia dónde se va, cuál es el proyecto que tenemos, cuál es el tipo de sociedad que estamos construyendo y los ciudadanos debemos ser instruidos al respecto. Los demócratas no deseamos más noticias falsas y truculencias politiqueras que le han hecho un inmenso daño al proceso de formación política, de sectores mayoritarios de la población.

· No se trata, como han afirmado algunos en 2021, de reducir el tamaño o desmantelar el Estado, sino como lo ha propuesto, por ejemplo, Luis Jorge Garay: de modernizarlo, ordenarlo, especializarlo, fortalecerlo, fiscalizarlo y hacerlo eficiente. ¿Y todo ello para qué? Para la satisfacción de las necesidades fundamentales de la mayoría de la población (alimentación, vivienda, salud, educación, trabajo, recreación, seguridad y medio ambiente sano) y para ser constructor de la paz, a través de instituciones eficientes y eficaces, insisto.

· Poder tener un Estado, como institución jurídico-política racionalizadora de los intereses generales, conlleva un cambio en la racionalidad y operatividad política, administrativa, económica, técnica y financiera del mismo. Creo que la concreción en Colombia del proceso de modernización, implica desarrollar articuladamente: la descentralización; la regionalización; la planeación indicativa participativa y la democratización, dentro de un Plan de Desarrollo Sostenible.

· Recordemos que la capacidad tecnopolítica del Estado, debe ser actualizada para la adecuada formulación, implementación y evaluación de las políticas públicas. Por tanto, dentro de un régimen presidencial como el colombiano, es indispensable el fortalecimiento del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, con funcionarios de la más alta competencia profesional como asesores. Pensemos cuidadosamente hacia dónde avanzar en democracia.

roasuarez@yahoo.com

Referencia

1. Augusto Trujillo Muñoz, continúa: “Pero la Señora Thatcher y el Señor Reagan desmontaron la concepción de lo social y arremetieron contra el Estado de bienestar. Finalmente, el consenso de Washington ordenó extender su acta de defunción”. El Espectador, febrero 6 de 2021, pág. 17.

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