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Construir democracia

Reflexiones sociopolíticas (V)

Hernando Roa Suárez
17 de marzo de 2021 - 03:00 a. m.

La utilización sistemática de la planeación y la cristalización de la gobernabilidad garantizarán que los altos ejecutivos públicos obtengan éxitos en su futuro político.

Culminemos esta serie ocupándonos de correlacionar política, Estado y gobernabilidad democrática, y presentar al final unas conclusiones a propósito de los temas tratados. ¿Por qué es significante este tema? Porque a ningún estudioso escapa que es vital para el estadista y el hombre de acción, por cuanto según sea su percepción de la política, el Estado, la gobernabilidad y la democracia, estaremos en presencia de proyectos políticos democráticos o represivos; dinámicos o estáticos; creativos o repetitivos.

· Política, Estado y gobernabilidad democrática. Tengamos en cuenta que nos encontramos en proceso de elección de Presidente de la República y el Congreso Nacional. Las mayorías conscientes de nuestra Nación están urgidas de nuevos liderazgos; de estadistas que contribuyan a reformular los paradigmas de la democracia, profundizándola y formulando, implementando y evaluando políticas públicas que permitan ver, en la práctica histórica, que la democracia participativa sí es susceptible de ser institucionalizada en pleno siglo xxi; que ella debe facilitar la organización de un proceso de desarrollo sostenible, con justicia social y paz.

· Planeación y gobernabilidad. La planeación y la gobernabilidad hoy, van de la mano y así se ha podido confirmar al dialogar con alcaldes, gobernadores, parlamentarios y ministros en distintas regiones de Colombia. Estos funcionarios, deben usar esta herramienta para planear el uso de sus recursos; hacer inversiones en torno a los problemas cruciales de la comunidad; informar éticamente sobre los avances de sus realizaciones; rendir cuentas de su gestión y asesorarse de especialistas que la orienten. Quienes no empleen la planeación participativa y no comprendan que ella va de lo local a lo departamental, a lo regional, a lo nacional, están a espaldas del devenir democrático contemporáneo de Colombia e Iberoamérica. Conocemos que la utilización sistemática de la planeación y la cristalización de la gobernabilidad, garantizarán que los altos ejecutivos públicos, obtengan éxitos en su futuro político.

· Gobernar con responsabilidad histórica, implica entonces que todos los niveles de la administración pública deben tener un superior desarrollo institucional; una superior capacidad para enfrentar las deficiencias en salud, educación, recreación, desarrollo institucional y en los graves atrasos del sector agropecuario.

· Y es que no será posible afianzar la gobernabilidad democrática sin fortalecer el desarrollo agropecuario. Recuperar el desarrollo rural colombiano es fundamental, a menos que queramos enfrentarnos a una crisis hondísima en el sector de alimentos. Lo técnicamente recomendable es que los altos funcionarios, dentro del esquema del régimen vigente, empleen las instituciones en forma coordinada, ejecutando políticas públicas y dando continuidad entre las diferentes gestiones.

· Preguntémonos: ¿por qué en Francia, por ejemplo, en los últimos decenios, y a pesar de la cohabitación política, no se han presentado grandes inestabilidades económicas y crisis al interior de su régimen semipresidencial? Porque ha habido continuidad en la ejecución de las políticas de Estado. Por supuesto que entre nosotros hemos tenido algunas experiencias de empalmes responsables entre unos alcaldes y otros; entre algunos gobernadores y otros; entre ministros; y entre algunos Presidentes. También tenemos casos de altos funcionarios que han rendido cuentas con transparencia. Pero ¿qué porcentaje de ellos saben correlacionar bien, la herramienta de la planeación participativa e indicativa con el proceso de la gobernabilidad democrática? Ahora, acerquémonos a revisar algunas conclusiones de esta serie.

· A manera de conclusiones. ¿Qué caminos transitar para concretar y profundizar la gobernabilidad democrática contemporánea? En primer lugar, se me presenta indispensable la manifestación explícita de la voluntad política presidencial -acompañada de los recursos presupuestales respectivos- dirigida a la implementación del proceso de paz. Construir la paz es el bien supremo para los colombianos y la comunidad internacional está realmente pendiente de esa posibilidad. En segundo lugar, es útil tener presente los aportes de Osborn y Gaebler, quienes sostienen que: “Un buen gobierno es el comprometido con la comunidad, organizado por misiones, competitivo, produciendo resultados, al servicio de los usuarios, preventivo y que combina los mecanismos del mercado con los burocráticos”(1).

En tercer lugar, es conveniente reestructurar y fortalecer los avances que habíamos logrado en torno a la descentralización, y así facilitar la gobernabilidad democrática. En cuarto lugar, cualificar la burocracia y la tecnocracia y su participación en el proceso de la toma de decisiones, para mejorar la administración pública y la institucionalización de la gobernabilidad(2).

En quinto lugar, emplear éticamente la ciencia de la comunicación y el control para un manejo racional de lo público(3). En sexto lugar, organizar el régimen presidencial, de tal manera, que en el proceso de decisiones se obstaculicen las prácticas caudillistas y populistas, que tanto daño han hecho a las estructuras de la democracia; y

En séptimo lugar, formar líderes políticos democráticos dirigidos a garantizar el funcionamiento actualizado de la democracia participativa. Para tal efecto, es recomendable apoyar los proyectos universitarios orientados específicamente a su formación cualificada y a su compromiso con la construcción de una sociedad justa (con estructuras que organicen la equidad ante el poder); pacífica (con ausencia de violencia abierta, estructural y cultural); libre (interrelacionada con todas las naciones, sin sometimiento a potencia mundial alguna); y con capacidad de institucionalizar un proceso de desarrollo sostenible(4).

roasuarez@yahoo.com

Referencias

1. Véase (1994). Osborn, David e Te Gaebler. Reinventando o goberno. ENAP, Brasilia.

2. Nótese la trascendente labor que la ESAP debe desempeñar en relación con la formación de los burócratas y tecnócratas que necesita nuestra democracia.

3. Revísese artículo del autor: (1998). “La teoría política cibernética”. En: Temas políticos contemporáneos. ESAP Publicaciones. Bogotá, pp. 123-153.

4. Me permito insinuar la complementación de esta serie, con la lectura de mis columnas del 17 de noviembre al 22 de diciembre del 2020, que se ocupan de: “Gobernabilidad, descentralización y nuevos tipos de gobierno”. Asimismo, la revisión de la lección inaugural, impartida por el autor, en la maestría en Gobernabilidad democrática: Política, Estado, gobernabilidad y democracia. U. Santo Tomás. Septiembre 30 de 2010. Bogotá.

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Contumaz Apostata de la Dextrocardia(likt7)17 de marzo de 2021 - 11:10 a. m.
...en un mundo ideal, sin concentración del poder...son políticos y se comportan como tales: animales políticos. Ningún politico se resiste a hacer promesas “Democráticas” que no puede cumplir. Muy quimérico su manifiesto, con todo respeto.
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