Dar regalos es un arte delicado, que requiere sensibilidad y talento. Tengo dos amigos, Gabriela y Héctor, que dominan este arte. En los momentos más inesperados me obsequian algo que me cautiva, que me sirve o que me hace falta. No me regalan cosas caras (a veces sí), sino cosas muy precisas, muy bien seleccionadas, que van bien conmigo. No soy el único beneficiario de la generosidad de Héctor y Gabriela; somos muchos y todos apreciamos su talento para regalar, metiéndose en el alma del otro y detectando sus gustos como si fueran los propios.
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