Regulación inteligente

La aproximación del Gobierno del presidente Iván Duque en la regulación de las plataformas de economía colaborativa, según dijo desde su campaña, nace desde la perspectiva de mantener la neutralidad de la red, el incentivo al emprendimiento y un marco de legalidad.

La economía colaborativa sigue siendo un fenómeno que está cambiando muchos modelos de negocio y afectando a todas las industrias: transporte (Uber, Cabify, Didi), oficinas (Wework), doctores (Pin and Good Doctor) , consumo de contenidos (Netflix, Amazon Prime), alojamientos (Airbnb, Home Away), financiación (“crowdfunding”) y educación (Coursera, Platzi), por mencionar solo unos pocos. La transformación de los modelos de negocio apenas comienza, cada día hay más y mejores iniciativas.

La neutralidad de la red es un activo que como sociedad tenemos, que está consignado en el artículo 56 de la ley 1450 de 2011 y que bajo ningún motivo podemos permitir que sea modificado. La regulación de plataformas de economía colaborativa debe tener como principio el beneficio ciudadano y de la sociedad, y no la protección de negocios tradicionales de algunos pocos, que se oponen a la competencia, a la calidad de un buen servicio, al acceso a la información y a los precios transparentes.

Antes de avanzar en una regulación se debe tener información de caracterización de lo que está sucediendo de forma sectorial, transacciones, tipo de servicio, precios, beneficios, actores, impacto en la cadena y tratamiento de datos. Lo anterior para tomar decisiones informadas y que generen beneficio social.

Una norma en la regulación es que no puede ser absoluta. Y, como se ha observado, la tecnología ayuda a que muchos de los modelos de negocios actuales se conviertan en nuevos modelos disruptivos y que cambian de forma más rápida que la regulación y la legislación. Pretender tener una bola de cristal para determinar el comportamiento de los modelos futuros de negocio resulta, por lo menos, ilógico. Los elementos que podrían estar en proceso de regulación podrían ser responsabilidad del operador, protección del consumidor, tratamiento de datos, licenciamiento de operación, control de precios y limitación de la oferta.

La aproximación que podría tener el Gobierno es regular un sector bajo el esquema de piloto y usarlo como referencia. El sector ideal sería, a mi juicio, por su sensibilidad y complejidad, el de plataformas de servicio de transporte compartido. En este proceso de habilitación se deberían resolver algunas preguntas como: ¿los prestadores de servicios a través de estas plataformas son trabajadores? ¿Debemos evolucionar al concepto de trabajador digital? Muchas de estas plataformas consideran que ellos son una especie de “switch” tecnológico que conecta dos puntas y que ellos no tienen relación laboral con quienes prestan el servicio por su intermedio, sino meramente una relación de servicio.

¿Qué hacer sobre los temas tributarios? ¿Cada transacción debería reconocer un impuesto sectorial en el país donde se presta el servicio? ¿Hay que esperar las recomendaciones de la OCDE que salen en el 2020?

¿Se debería crear una condición de habilitación de los vehículos y prestadores de servicios, al ser logueados en estas plataformas? ¿Se deben cumplir unos estándares mínimos en términos de capacidad, seguridad y seguros? ¿Debe haber un proceso de habilitación “online” ante el Ministerio de Transporte?

El sector de taxis en la actualidad presenta una situación relacionada con los cupos, falta de pagos de seguridad social de los conductores, calidad del servicio y aspectos tarifarios en competencia. La idea no es igualar los servicios de las plataformas a la regulación existente para los servicios de taxi, sino revisar la regulación de forma integral, para que se nivele la cancha en todos los escenarios.

Las plataformas colaborativas son una oportunidad, pero también un reto. Lo importante es comenzar a recorrer este camino de forma rápida y que beneficie a los usuarios y a la sociedad con modelos de negocio que operen dentro de las estructuras de la legalidad.

Víctor Muñoz, experto en transformación digital. @Vicmunro