Regularcito

Iván Mejía Álvarez
09 de octubre de 2018 - 03:06 a. m.

Se cuentan con los dedos de la mano los jugadores extranjeros que demuestran tener cupo activo en el campeonato profesional colombiano. Los equipos siguen trayendo mucho paquete de afuera, jugadores que terminan siendo suplentes, porque carecen del fútbol suficiente para ganarse un puesto. Los venezolanos del Tolima, el ya reconocido Cano del Medellín, el veterano Sand del Cali, y entonces hay que exprimir la memoria para encontrar otros foráneos que merezcan jugar en Colombia. Muchos llegan, pocos perduran y la mayoría termina yéndose fracasados o sencillamente inéditos.

Los ejemplos son clásicos. ¿Hace cuánto tiempo que Júnior no acierta plenamente con un extranjero? Las últimas dos experiencias, el Mudo Rodríguez y Alves fueron un absoluto fracaso, tanto como lo son los refuerzos de Millonarios, pues Hauche y Ovelar, quien vive lesionado, no muestran categoría o nivel para ganarse un puesto en la línea titular. Y en el Cal sí que es notable el desangre que significa traer año tras año foráneos que no generan confianza ni entregan resultados. Lo de Nacional este año es patético: cuatro extranjeros, tres fracasos, Monetti-Delgado-Braghieri y uno medio, medio, como Castellani.

No se trata de vulgar xenofobia. Es una realidad, el fútbol nacional carece de refuerzos de jerarquía y ese es uno de los motivos por los que el nivel es regular y la gente se está alejando de las tribunas. Las épocas en las que los equipos tenían grandes jugadores extranjeros, refuerzos de categoría, que invitaban al aficionado a verlos personalmente en las tribunas, es cosa del pasado. Ya no vienen futbolistas como Gareca, Falcioni, Cabañas, Cueto, Larrosa, Sotil, Velásquez, Carlos López, Espíndola, Aravena, Olmedo, para no recrear la memoria sino en esos que se vienen rápidamente a la mente.

Por supuesto, es necesario admitir que los tiempos han cambiado y que antes los narcodólares servían para darse ese gustico por cuenta de unos dueños de equipos muy ricos por su presencia en las grandes ligas delictivas. Hoy todavía perduran algunos vinculados al negocio pero ya no invierten como antes, no les gusta dar vitrina y se mantienen bien tapados. Además, el dólar a tres mil hace que la barrera cambiaria impida tener refuerzos de nivel.

La ecuación completa indica que no hay refuerzos, los que salen en el fútbol colombiano se van rápidamente al extranjero porque se pasó de ser un país importador a un país exportador, y los equipos, en su mayoría, tienen nóminas de veteranos de regreso o de salida y muchachos que apenas se están iniciando. Así como hay que exprimir la memoria para buscar cinco foráneos de calidad, haga el ejercicio de encontrar cinco jugadores de gran categoría en el actual campeonato.

Cuando la materia prima es deficiente, el producto final es igual. Y hoy, el fútbol que se ve en Colombia es de regular para abajo.

 

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