Todas las religiones proclaman la compasión. Sin embargo, en la práctica, muchos la aplican sólo para los afines, los del grupo. El asunto es grave, por la mezcla con los asuntos seculares: intereses terrenales se cubren de religión y esgrimen a Dios como estandarte en sus justas causas. Por fuera, terrorismo y masacres; por estos lados, aspiraciones mundanas a concejos, alcaldías y gobernaciones, polarización y discriminación con el estandarte del creador.
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