Rendición de cuentas y responsabilidad política

Elisabeth Ungar Bleier
07 de noviembre de 2018 - 08:22 p. m.

Se ha vuelto un lugar común afirmar que las promesas de campaña se diluyen cuando los elegidos llegan al poder. Para muchos, esto no es extraño porque consideran que los políticos mienten todo el tiempo. Más allá de que esto sea cierto o no, estas percepciones inciden en la pérdida de confianza de los ciudadanos en su gobernantes y por ende en su legitimidad. Hoy podemos no estar lejos de que esto suceda con quienes fueron elegidos al Congreso y a la Presidencia en nuestro país en marzo y junio de este año.

Incumplir lo prometido mina la credibilidad en quienes lo hacen, en particular si esto fue uno de los factores determinantes para el triunfo de quienes ganaron las elecciones. Como se ha recordado en los últimos días, como senador y miembro de la bancada de oposición, Iván Duque atacó reiterada y fuertemente la reforma tributaria del gobierno Santos. No obstante, una de las propuestas de campaña más populares del entonces candidato del Centro Democrático, a diferencia de las de sus contendores, fue que no aumentaría impuestos. Esto lo reiteró en múltiples escenarios y se plasmó en vallas publicitarias en espacios públicos.

Sin embargo, uno de los proyectos bandera de su gobierno es la llamada Ley de Financiamiento, eufemismo con el que se busca presentar lo que en realidad es una reforma tributaria. El Gobierno ha argumentado que con ella se busca subsanar el hueco fiscal que encontraron quienes hoy ocupan altos cargos en el Ejecutivo, en particular en el Ministerio de Hacienda y en la DIAN, y sobre el que aparentemente no tenían información precisa. Frente a este argumento —que varios economistas han puesto en duda— cabe preguntarse por qué el candidato se comprometió a no hacer una reforma tributaria si no se tenían estas cifras. Como señalé anteriormente, esto no es un comportamiento exclusivo de los políticos colombianos en busca de votos, ni es la primera vez que sucede, pero no por ello no amerita cuestionamientos.

Algo similar ocurre con la lucha contra la corrupción. Con varias promesas durante la contienda electoral y luego de la consulta anticorrupción, el presidente Duque se comprometió a apoyar esos proyectos en el Congreso. En concreto, a presentarlos con mensaje de urgencia, lo cual, a escasos dos meses de concluir la presente legislaura, no ha ocurrido. Esto ha significado que algunos ya se hundieron, otros están sobre aguando con dificultad y otros ni siquiera han comenzado a ser debatidos. Muchos dirán, no sin razón, que es culpa del Congreso. Pero también ha faltado un compromiso explícito del primer mandatario de cumplir sus promesas de campaña.

En inglés hay una palabra que no tiene una traducción precisa al español. Es lo que se conoce como accountability, que se aproxima a lo que se denomina rendición de cuentas. Esta implica asumir responsabilidades por lo que se dice y se hace. En el caso de quienes aspiran a gobernar y de los gobernantes, se refiere a la responsabilidad pública, política y social frente a los electores y a la ciudadanía en general. Los ciudadanos tienen el derecho de exigir que los gobernantes rindan cuentas sobre sus compromisos y acciones. Y quienes nos gobiernan, el deber de hacerlo.

 

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