Renuncie, Botero

Santiago Villa
01 de mayo de 2019 - 05:00 a. m.

El ministro de Defensa y exdirector del gremio de comerciantes, Guillermo Botero, ha perdido la confianza de ese público que aprecia el cumplimiento de la ley, por encima de los prejuicios políticos (que debería ser todo el público, pero por desgracia no lo es).

Con respecto a sus declaraciones sobre el asesinato y violación de Dimar Torres, hay dos opciones: estaba desinformado o estaba desinformando. En cualquiera de estos casos es imperativa su renuncia, pues Botero no trabaja solo para un círculo de simpatizantes del paramilitarismo, sino para todo el país. 

Tiendo a pensar que Botero conocía toda la verdad sobre lo sucedido y, ante la imposibilidad de ocultarlo, lo menospreció. Peor aún: pretendió justificarlo. Es peligroso que, ante un evidente delito, la primera reacción de un ministro de Defensa sea tomar el bando del delincuente. Nos dice mucho sobre el marco ético de Guillermo Botero y sobre la filosofía moral que guía sus actos: su defensa de la ley es débil cuando el criminal es afín a sus sensibilidades políticas.

Al representante de los comerciantes en el Ministerio de Defensa le preocupa mucho la protesta social. Cuando acusó a disidentes de las Farc de financiar la minga, un exceso de información pudo filtrarse desde su imaginación hasta sus labios. Igual cuando dijo que las protestas estudiantiles estaban orquestadas por grupos ilegales. Tenía más información que los mismos indígenas y estudiantes.

En este caso fue exactamente al contrario. Botero sabía tan poco sobre sus propias fuerzas militares que sólo pudo acudir al modo subjuntivo: si un cabo mató a un excombatiente de las FARC, algo habría debido hacer para provocarlo. No creo que habría dicho que si manifestantes atacaron a la fuerza pública fue porque algo los provocó. Tener a un ministro de Defensa tan ligero y parcializado no es bueno para Colombia.

A pesar de que la política del actual Gobierno sea frustrar lo que se pactó en los acuerdos de La Habana, es responsabilidad del Estado asegurar una transición pacífica de los excombatientes de las Farc hacia la vida civil. El asesinato de sus exintegrantes por parte de la fuerza pública o elementos asociados a ella, o por grupos criminales de ultraderecha, era un enorme riesgo que se veía venir y para el que era necesario prepararse. Proteger a este asesino no sólo raya con la complicidad, sino que envía un mensaje muy claro por parte de Botero a todos los demás que vayan a proceder contra exguerrilleros integrados a la vida civil. El ministro de Defensa, implícitamente, dice: adelante, maten excombatientes porque el Gobierno les respalda.

A Iván Duque no le conviene tener ruedas sueltas como Guillermo Botero en su gabinete. Si bien es cierto que el nombramiento del ministro de Defensa no depende del actual presidente de la República, sino del senador Álvaro Uribe Vélez, al menos esperaría uno que el presidente pudiera tener cierta capacidad de negociación para acordar con su jefe un nombre menos explosivo. Un personaje que sea menos tolerante con la criminalidad y más respetuoso de la justicia.

Renuncie, Botero.

Twitter: @santiagovillach

 

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