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Respice (re) electio

Arlene B. Tickner
06 de mayo de 2009 - 03:52 a. m.

La gira que realizó el Gobierno por Europa la semana pasada confirma la gestación de una genial e innovadora estrategia de política exterior, propia de una “inteligencia superior”, que podríamos denominar respice (re) electio.

A diferencia de otras doctrinas que han sido empleadas antes y que han partido de la necesidad de mirar hacia el polo estadounidense (respice polum) o de acercarse a los países semejantes (respice similia), la meta principal del respice (re) electio es generar un clima favorable para la segunda reelección de Álvaro Uribe. Entre sus objetivos específicos están: sobredimensionar la importancia de los hechos internacionales; minimizar los problemas y retrocesos diplomáticos del país; hacer gala del reconocimiento internacional del Presidente, y seducir a la opinión nacional con el futuro promisorio que nos espera si Uribe es reelegido.

Como ocurrió con el encuentro informal entre Uribe y Obama en la Cumbre de las Américas, la representación oficial de la visita a Europa sobredimensionó su valor real. El respaldo genérico que dio el Vaticano a Colombia no se compaginó con la bendición personal del Papa que buscaba el presidente Uribe para su reelección. De lo contrario, lo hubiéramos sabido. Ni el encuentro con el primer ministro italiano —quien supuestamente mostró mucho interés en apoyar al país en la lucha antidrogas y en aumentar el comercio— transcendió lo meramente mediático.

A pesar de que Gran Bretaña puso fin a su programa de cooperación en derechos humanos con el Ministerio de Defensa a raíz del escándalo de los falsos positivos, el Gobierno colombiano minimizó las implicaciones de esta decisión. Siendo el país europeo que más cerca ha trabajado con el Ejército Nacional, su costo simbólico es enorme. Empero, de la visita del Canciller a Londres se resaltó el respaldo del desprestigiado Tony Blair a la lucha antiterrorista y sus posibles aportes a la recién creada misión de política exterior. De forma similar, la euforia que se ha manufacturado en torno a la reapertura de conversaciones sobre el TLC ha permitido minimizar las exigencias que Estados Unidos introducirá como condición para su ratificación.

La gira europea permitió hacer gala del Premio a la Libertad Cortes de Cádiz, que se suma a otras condecoraciones que ha recibido el presidente Uribe en reconocimiento de su combate al terrorismo. Lo que no mencionan ni siquiera los medios, que han sido igualmente contagiados por la fiebre reeleccionista, es que unas 150 organizaciones consideraron el premio un asalto a la democracia, las libertades y los derechos humanos, y pidieron su retiro. En su opinión, que es la del Gobierno, la visita a España arrojó algo  más significativo. No sólo la perspectiva de más inversión en Colombia sino un guiño de los empresarios españoles a la reelección.

En el fondo, lo que busca el respice (re) electio es mostrar que la permanencia del presidente Uribe en el poder es imperativa e indispensable. Por ello, quienes definen la diplomacia en función de la defensa de intereses nacionales amplios, y concluyen que Colombia no tiene una política exterior, se equivocan. Estrategia la hay, pero su espíritu, bajo esta novísima doctrina, es otro.

* Profesora titular. Departamento de Ciencia Política, Universidad de los Andes.

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