Respirando mejor

David Yanovich
08 de octubre de 2019 - 05:00 a. m.

Dos titulares de Portafolio llamaron la atención el lunes en la mañana. Por un lado, el diario aseguraba que un estudio contratado por Naturgas abría una polémica con respecto a la incorporación de una flota de buses eléctricos en el SITP en Bogotá. Por otro lado, anotaba el diario que, por una baja en la mezcla de biodiésel, se cerraban 11 plantas de producción de este biocombustible.

Parecieran no tener nada que ver una noticia con la otra, pero lo cierto es que hacen parte de una discusión más amplia sobre cómo lograr mejorar la calidad del aire en el país vía el sector transporte, tanto desde el punto de vista de reducción de emisiones de CO2 como de reducción de material particulado, este último particularmente dañino en las ciudades. Y como suele ocurrir en estos casos, cada quien tira para su lado, argumentando que su solución es la mejor y la más económica.

Por el otro lado, están los consumidores y los transportadores. En el mejor de los casos, sin importarles la externalidad de la mejora en las condiciones ambientales. En el peor, queriéndola, pero sin pagar por ella.

Porque lo cierto es que, en todos los casos, la solución no es gratis. Pero sí hay algunas que tienen mayor relación beneficio/costo que otras, esto es, que benefician más a la sociedad por cada peso que la sociedad se gasta en implementarlas.

Dado el parque automotor actual y el uso generalizado de combustibles fósiles en el país, y con base en algunos cálculos relativos a la mejora en la calidad del aire y reducción de emisiones de CO2, las soluciones de mayor viabilidad —definidas como las de mejor relación beneficio/costo y que se pueden implementar desde el punto de vista práctico— son el aumento de la mezcla de biocombustibles o la incorporación de vehículos eléctricos. Para el caso de la gasolina, que se mezcla con etanol, estos vehículos son las motos. Para el caso del diésel, que se mezcla con biodiésel, estos vehículos son los buses.

Es decir, aumentar la mezcla de etanol y biodiésel, en términos de reducción de emisiones de CO2 y de material particulado, es equivalente a incorporar más motos y buses eléctricos en el parque automotor actual.

Otras soluciones, incluyendo las de vehículos a gas natural, si bien logran el objetivo de reducción de emisiones y material particulado, no tienen viabilidad por la cantidad de vehículos que habría que incorporar en el parque para lograr el mismo resultado.

Pero, en todos los casos, las soluciones tienen un costo. Para el caso del aumento de mezcla, por ejemplo, significa pagar más por la mayor proporción de producto mezclado, este último con un mayor precio que su par fósil. Para el caso de los vehículos eléctricos, la inversión no solamente en el vehículo mismo sino también en la infraestructura de carga implica que haya que incurrir en costos de implementación de la política. Esto, además de los costos asociados del beneficio tributario que otorga el Gobierno Nacional para unos y otros, que se constituyen a su vez en ahorros impositivos para los usuarios de estas tecnologías.

Meter más motos a la ciudad es empeorar un problema ya muy grave de movilidad y seguridad vial.

La solución desde el punto de vista ambiental seguramente pasa por la incorporación de buses eléctricos y por incrementar la mezcla de biocombustibles.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar