Rodear a los más vulnerables

Cristo García Tapia
19 de marzo de 2020 - 05:00 a. m.

Los comunicados de apoyo al Gobierno, quien quiera sea el que lo encarne, en situaciones excepcionales siempre se encabezan con el consabido acápite de rodear al Gobierno, seguido de la muletilla, coletilla, o como la llamen los gramáticos, en estos momentos cruciales de la vida nacional.

Por lo general provienen estas voces solidarias de los gremios económicos, de los partidos políticos, cuando los había, de la nomenklatura misma, y son siempre valorados positivamente y surten en el conjunto de la sociedad el efecto que los motiva e induce.

Apoyar al Gobierno, al presidente, en situaciones altamente sensibles de orden político, social, económico, catástrofes naturales, crisis humanitarias, entre otras contingencias, que se entienden excepcionales y están por encima de las cotidianidades y el transcurrir propios de la vida social, económica y política de la nación.

Si bien al momento de escribir esta columna, lunes 16 de marzo, no se ha producido el primer comunicado de apoyo rodeando al Gobierno y presidente de Colombia con motivo de la crisis humanitaria generada por la pandemia del coronavirus, es de esperar que, ese y muchos más, deban producirse y emitirse en los días por venir, tanto de apoyo como de acatamiento a las medidas que den en contrarrestar la expansión de la mortífera peste que recorre el mundo.

Del mismo modo que esta vez tal cerco de apoyo efectivo, va a tener otro destinatario; uno que nunca ha sido sujeto del sustento, mirada y atención unánime del país, de sus gremios económicos, de sus partidos políticos y centros de poder determinantes: los más vulnerables.

Que, en estas calendas infortunadas y perniciosas del coronavirus, vienen a ser los colombianos más pobres, los enfermos, los indígenas y los viejos sin dolientes, cuya suerte depende, si es que alguna vez han conocido esta, del apoyo solidario, colectivo y efectivo en recursos médicos, asistenciales y económicos de todos los colombianos. Del Estado, de los sectores financiero, industrial, comercio, exportadores, ganaderos y agricultores, entre los más, y de todos y cada uno de sus compatriotas en condiciones de hacerlo.

En concordancia con el apoyo convocado y materializado por el Estado y unos y otros de aquellos, es apenas de esperar que todos los colombianos sin distingos acatemos con disciplina, solidaridad y puntualidad, cuanta medida sea promulgada y puesta en práctica por el Gobierno para contener la pandemia que, sin excepciones, acecha y pone a prueba nuestra condición humana y el valor supremo de la solidaridad.

Vale decir, si hay que inmovilizarse, evitar desplazamientos innecesarios, cumplir estrictamente los confinamientos y cuarentenas, no tocarnos, no viajar, impuestos por el Gobierno, lo hagamos insuflados del espíritu de solidaridad, del objetivo de reducir el riesgo para preservar la vida de todos.

De sabernos responsables como individuos, como colectivo humano, de la vida, la salud y el bienestar de uno y de todos de quienes hoy nos vemos abocados a la muerte, a la crueldad de padecimientos irredimibles por no acatar los cuidados, prevenciones y protocolos de salud, dispuestos por las autoridades sanitarias para preservarnos de tan funesto como impredecible mal.

Confiamos que, bajo la suprema e indelegable dirección del presidente de la República, de su equipo de ministros, consejeros, expertos, y el acatamiento puntual por todos de las medidas preventivas promulgadas, superemos los colombianos, con el menor número posible de afectados y de víctimas, la catastrófica pandemia del coronavirus, que ya asoma en nuestros territorios y amenaza con desplegar su poder mortal sin distinguir clase social, ideología, filiación política, étnica, racial, partidaria y religiosa.

Todos dependemos de todos.

* Poeta.

@CristoGarciaTap

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