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Saturnales criollas

Rodolfo Arango
07 de mayo de 2009 - 02:37 a. m.

LA ABURRICIÓN SE HA APROPIADO de la política en Colombia luego de siete años de uribismo.

El copamiento presidencial de la opinión pública debería tener un receso oficial. Propongo que por salud democrática se institucionalice una modalidad de saturnales en el país. Estas eran festividades romanas en honor del dios Saturno en las que se jugaba al mundo al revés. Los amos intercambiaban roles con los esclavos, se permitía a éstos decir verdades incómodas a sus señores y se rebajaba a los poderosos a una escala humana corriente. En tales celebraciones los antiguos relativizaban las pretensiones de grandeza de los guerreros, agradecían a sus dioses por la victoria y departían deponiendo las diferencias, todo para unir a la comunidad política y religiosa, así como para alejar malos espíritus, epidemias, catástrofes y derrotas militares.

En las saturnales criollas los presidentes del Polo y del Partido Liberal reemplazarían por un sábado al año al presidente Uribe en el Consejo Comunal. El primero, en lugar de administrar cuentas, de regañar a funcionarios y de repartir cheques como se acostumbra hoy, enseñaría a respetar la Constitución y la Ley, promovería un modelo de desarrollo económico sostenible y justo para con esta y las siguientes generaciones, y haría propuestas para desarrollar libremente la personalidad. Por su parte, el ex presidente Gaviria dedicaría el día a diseñar equilibrios, a enderezar pesos y contrapesos del poder, y a reestructurar exitosamente partidos políticos. A nivel de los medios, Yamid y Claudia dejarían de promocionar cada tercer día en CM& a Juan Manuel Santos como su candidato presidencial, siendo reemplazados por Antonio Morales y Ana María Ruiz, quienes harían justicia a favor de la oposición. La parodia igualadora de las cargas llevaría a que Julito dejara de hablar de modelos, negocios y masturbación, desafiando la tolerancia de Alberto Casas ante tanta superficialidad, y profundizara en el análisis de los problemas del país. En ese mundo efímeramente equilibrado, Néstor Morales invitaría en condiciones equitativas a representantes del Polo a Hora 20, RCN informaría algo —incluso positivo— sobre la izquierda democrática y la Comisión Nacional de Televisión no adjudicaría a Planeta y El Tiempo el tercer canal. A nivel de la cúpula de la justicia, no sólo conservadores y liberales, sino también miembros de otras agrupaciones políticas, ejercerían temporalmente las altas magistraturas.

Por su parte, la Andi, Fenalco, Anif y Fedegán saldrían a hacer reivindicaciones sociales a nombre de sindicalistas, corteros de caña, ahorradores de vivienda, campesinos e indígenas, mientras que los representantes de estos últimos ocuparían los altos cargos del empresariado nacional para dictar las políticas públicas. Tomás y Jerónimo se transformarían en recicladores y éstos en exitosos empresarios. Mientras tanto, Jaime Dussán reemplazaría al ministro Santos en los paseos familiares en Black Hawk y Gustavo Petro o Wilson Borja dirigirían el DAS. Para que la reconciliación nacional fuera perfecta, el ex comisionado Restrepo y Eduardo Pizarro reemplazarían a Don Berna y a Mancuso unos días en los presidios gringos, mientras que éstos retornarían al país a hacer la política de paz. El jolgorio se completaría colocando a los miembros del secretariado por tiempo equivalente al de los secuestrados detrás de alambres de púas en condiciones infrahumanas, mientras éstos luchan por la emancipación humana sin la crueldad de sus victimarios.

 

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