¡Se buscan!

Aura Lucía Mera
13 de noviembre de 2018 - 05:00 a. m.

La noticia más surrealista de los últimos tiempos, en este país donde pasa de todo y todo es normal y nunca pasa nada. De pronto los ciudadanos se han estremecido. Un temor extraño y frío recorre la espina dorsal y, cuando se apagan las luces y las velas y entra la noche oscura y silenciosa, pareciera que un tumulto de seres deambularan desorientados por campos y veredas, callejones retorcidos que enlazan los tugurios, y suenan ruidos, músicas lejanas, voces que parecieran decir: aquí estoy... por favor encuéntrenme...

Todo empezó una fría mañana bogotana. El martes 9 de enero de este año, para ser más exactos. El doctor Mauricio Perfetti dio luz verde a la largada y así se inicio esta novela de misterio y niebla que tiene sumidos a departamentos, municipios, veredas y corregimientos en la más absoluta desorientación.

Perfetti se lanzó a “contar Colombia” con un método innovador que resultó chusquísimo, ala, en los comentarios de clubes sociales: contar cada persona virtualmente, una por una, rancho por rancho, inquilinato por inquilinato... Metiéndose al rancho de todos y cada uno virtual, digital, pantallalmente o como se le quiera llamar. Qué maravilla de tecnología y de avance en este territorio. Perfetto, Perfetti. Felicitaciones por traernos espejitos extragalácticos a Macondo.

Pasó el tiempo y al caer en cuenta de que los colombianos no estamos conectados desde que se inició la República, empezó a buscar mulas, carros, buses, chivas y a reclutar gente, mochileros, técnicos, voluntarios, para que se patonearan este territorio y encontraran ranchos, casas, edificios, multifamiliares, cuevas, y realizaran vis-a-vis el censo famoso.

Resultado: se nos han evaporado casi cinco millones de personas, esas que deambulan como ectoplasmas tratando de decirnos que sí existen, pero que nadie las vio. El resultado de este conteo le tocó sacarlo a la luz pública a un joven doctor con más títulos que años de vida que, sonriendo, aceptó que sí, que había sido un oso enorme y que faltaban cinco millones. Y prefirió bailar reguetón, así como su presidente prefiere cantar con Carlos Vives y recibir a Maluma en Palacio, para evitar trabarse en alguna alocución presidencial seria para pararle bolas a todo el despelote que se está viviendo.

Perfetti desapareció de la pantalla. Oviedo baila con un suéter lila y se ríe del oso. Nadie busca a los cinco millones que andan por ahí. Se habla del “descache” y todos tan tranquilos. Ni 50 años de violencia habían logrado desaparecer tanto colombiano... sin violencia, sin ruido. Simplemente no existen. Y nadie los busca.

Somos Comala. Pedro Páramo es nuestro héroe. Juan Rulfo jamás lo intuyó. García Márquez tampoco. Esto supera todo. Sin comentarios. El mundo sigue girando, Maluma cantando y todos bailando.

Posdata. Todavía faltan datos de más de 50 municipios. El oso se lo atribuyen a que no les pagaron a tiempo a los encuestadores y estos se mamaron; al clima; a la inseguridad; a la falta de transporte. Sin embargo, Oviedo, que parece que se la hubiera fumado verde, insiste en que fue una “experiencia inigualable”. Deberíamos volver al programa de Alfonso Castellanos: Yo sé quién sabe lo que usted no sabe.

Posdata II. ¿Los tres huevitos de Uribe también tienen IVA?

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