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¡Sembrar paz para cosechar vida!

Luis I. Sandoval M.
08 de septiembre de 2020 - 05:01 a. m.

La hermosa frase que sirve de título a esta columna no es mía, su origen está en la Organización Nacional Indígena de Colombia ONIC cuya vocera la empleó en reciente reunión. En realidad considero que difícilmente se puede expresar mejor el derrotero que hoy necesita seguir el país.

La gran utilidad de la paz en todos los lugares y en todos los tiempos es que favorece las condiciones para que florezca la vida en la enorme variedad de formas y manifestaciones que la caracterizan. Colombia martirizada por infinidad de formas de dolor y muerte anhela vehementemente la paz para darle nuevas oportunidades a la vida.

Sembrar paz es respetar a las comunidades ancestrales en sus territorios, culturas y autonomías. Son ellas precisamente quienes nos enseñan que sembrando paz cosechamos vida. El despojo por más de 500 años contra ellas debe parar.

Sembrar paz es abrir ancho camino a la verdad. La tarea de la verdad está a la orden del día. Las víctimas, millones, antes que nada quieren saber por qué, de quién y cómo fueron víctimas. Un pacto por la verdad están planteando.

Sembrar paz es avanzar en los cambios necesarios. Paz sin cambios imposible porque gran parte de las violencias tienen origen en estructuras económicas y sociales injustas, particularmente en el campo.

Sembrar paz es dialogar y cumplir los acuerdos con antiguas y actuales guerrillas. Hacer acuerdos, obtener la dejación de armas y no cumplir lo pactado es perfidia que deja la puerta abierta a nuevas violencias. Nos está ocurriendo.

Sembrar paz es cesar el asesinato de líderes y las masacres de jóvenes. No se entiende que firmada la paz sigan desbocados actores de violencia viejos y nuevos. Cultivos de coca requieren sustitución no fumigación. Al Estado corresponde llegar integralmente a todas partes y asegurar el monopolio garantista de la fuerza.

Sembrar paz es respetar las reglas básicas del juego democrático. Hay pactos fundantes que hacen viable un país. Hay pactos que encauzan el trámite del conflicto permanente. Unos y otros requieren absoluto respeto por parte de todos los ciudadanos y ciudadanas, sus asociaciones, empresas, movimientos y partidos.

Sembrar paz es buscar sin pausa los objetivos del Estado Social de Derecho. Esta forma avanzada de Estado se establece para asegurar que la democracia se practique como libertad pero también como progreso incesante en la equidad social. No caben reformas regresivas en material laboral, tributaria, pensional. La democracia no es tal sin democratización.

Sembrar paz es declarar y practicar el más absoluto respeto por lo público. La corrupción, el abuso de poder, las omisiones de los gobernantes son formas de violencia y factores provocadores de más violencia entre la población.

Sembrar paz es admirar y cuidar la naturaleza y el planeta como casa común. El desprecio por los derechos de la naturaleza es una violación anticipada de los derechos de generaciones futuras. Cada día deforestamos miles de hectáreas.

Si eso es lo que significa sembrar paz, no hay duda que el fruto será la vida, la posibilidad real para todos y todas en el país de acceder a la vida y conservarla, vida digna, vida en convivencia con los demás, diferentes y diversos.

Sembrar paz es respetar las formas de gobierno que se dan los vecinos. La paz se requiere en el interior y en el exterior del país. Si hay pleno respeto al libre desarrollo de la personalidad entre las personas, es preciso que haya pleno respeto a la libre autodeterminación entre los países.

Las justas exigencias de protestas y movimientos, la Jornada que se convoca para el 21S, los procesos que está adelantando la justicia, la bioseguridad y el autocuidado por la pandemia, el informe que entregará la Comisión de la Verdad en 2021 constituyen siembras de paz, de ellas obtendremos una extraordinaria cosecha de vida.

La Semana por la Paz, trigésima tercera edición, que se realiza entre el 6 y el 13 de septiembre, con el lema de reencuentro con la paz se inscribe en la estrategia de construir paz para que avance la vida.

Nunca una nación se ha consolidado en medio del odio y la confrontación a muerte entre hermanos. Llegó la hora de dejar de sembrar vientos porque con ello solo se cosechan tempestades. No más muerte, es la hora de sembrar paz para que florezca la vida en toda su alegría, riqueza y esplendor.

luis.sandoval.1843@gmail.com

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