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Ser o no ser legal, he ahí el dilema

Mario Morales
14 de junio de 2010 - 01:58 a. m.

QUIZÁS TODOS TENGAN RAZÓN AL responder cuándo se jodió el país.

Plinio, antes de su apetito diplomático, cuando dijo que había sido el 9 de abril de 1948, y Gloria Cuartas, al señalar el 5 de mayo de 1946, cuando los entonces jóvenes, hoy abuelos, no votaron para presidente por Jorge Eliécer Gaitán, no obstante su enorme simpatía popular.

O los que dicen que fue en el descubrimiento o cuando mataron a los próceres o cuando inventamos la guerra para solucionar los conflictos. O los que señalan los días negros de cada magnicidio de finales de siglo pasado: Galán, Cepeda, Pizarro, Lara, Cano, Garzón, o los recientes de chuzadas y falsos positivos.

Me incluyo entre quienes sostienen que el día de la vuelta de tuerca, en los años recientes, fue el 6 de noviembre de 1985, cuando se fracturó la institucionalidad con la toma a sangre y fuego del Palacio de Justicia, cuyas crueles verdades y efectos apenas estamos conociendo.

Por eso resulta providencial, como dicen esos abuelos abstencionistas arrepentidos, que, previo a la segunda vuelta presidencial, se hubiera proferido el fallo contra el coronel (r) Plazas Vega, y que, más allá del hecho particular, se reabra el debate, que suma 200 años, entre el irrenunciable respeto por la ley y el uso acomodado del marco jurídico según necesidades, rabietas o veleidades de los gobernantes.

Lo que ha estado en juego, y lo estará el domingo, es si nos anotamos al proceso de construcción de un Estado de Derecho, plenamente constituido y avalado por sufragantes y elegido, o si nos mantenemos, porque así estamos, en ese umbral de manga ancha de todo vale porque todos caben.

Mimetizar en una colcha de retazos, con acreedores que son eficientes cobradores por ventanilla, una pretendida unidad nacional es aplazar la constitución del acta jurídica digna, permanente e inviolable que dé fe de nuestro nacimiento como nación.

El voto del 20, no obstante el pesimismo que quieren inculcar ciertos comentaristas piloto, a sabiendas de que abstención y apatía favorecen y legitiman sus intereses, no sólo es expresión de ciudadanía, es también la oportunidad de terminar esa racha, que marca nuestra historia, de momentos en los que se ha jodido el país.

www.mariomorales.info, www.twitter.com/marioemorales

 

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